El teatro de la innovación: ¿eres lo que aparentas?

La innovación se ha convertido en una palabra de moda o en parte de la hipocresía organizacional

El teatro de innovación: ¿eres lo que aparentas?

La innovación es una prioridad para las empresas en la actualidad: cada vez más impulsan actividades como talleres, programas de innovación, laboratorios y aceleradoras corporativas como parte de su proceso de innovación. Sin embargo, estas actividades no siempre dan como resultado que las organizaciones sean más innovadoras.

Tal fue el caso de Theranos, empresa de tecnología médica fundada en 2003 por Elizabeth Holmes, cuando la emprendedora tenía 19 años. Theranos prometió desarrollar un dispositivo innovador para realizar análisis de sangre con mayor precisión, logrando recaudar más de 700 millones de dólares. Posteriormente, se demostró que su promesa era falsa. En septiembre de 2021, Elizabeth Holmes fue llevada a juicio acusada de fraude.

Este caso remite a la voz inglesa hype (bombo publicitario), en referencia a un interés público exagerado hacia una tecnología en particular. Esta sobreinflación puede verse exacerbada por acciones teatralizadas como narrativas, símbolos, historias, premios, etc., para ganar legitimidad. Por ejemplo, Holmes fue nombrada una de las “100 personas más influyentes” por la revista Time, se asoció con figuras influyentes como Carlos Slim y creó un laboratorio puntero al que fue invitado el ex vicepresidente de EE. UU., Joe Biden. Este caso refleja la importancia de la innovación tecnológica en las empresas y, al mismo tiempo, los efectos negativos de la teatralización que sólo busca ganar legitimidad y no innovar.

A veces, las organizaciones fingen ser innovadoras. Surge entonces el concepto teatro de innovación para aludir a actividades superficiales que no tienen ningún impacto en el proceso de innovación. Para investigar cómo y por qué se teatraliza la innovación en las organizaciones, realizamos un estudio utilizando un enfoque inductivo e identificando acciones simbólicas. El paper Is it substantive or just symbolic? Understanding innovation theater in organizations: The case of technology-based innovation” (Technovation, 2023), arroja luz sobre las razones detrás del teatro de la innovación.

Con base en datos cualitativos y secundarios, encontramos que muchas empresas reaccionan a la presión por innovar organizando actividades simbólicas que no tienen nada que ver con el proceso de innovación, pero actúan como mecanismos de legitimación. Por ejemplo, adoptar métodos de innovación (por ejemplo, concursos, lean startup), programas de aceleración, tecnologías de moda (por ejemplo, machine learning, impresión 3D) y gastar millones en publicidad puede apuntalar la reputación de una empresa como innovadora. Sin embargo, no está claro hasta qué punto dichas actividades influyen en el proceso de innovación para ofrecer nuevos productos. Esto ocurre como resultado de factores duros (por ejemplo, la ausencia de estrategia, recursos y capacidades) y factores blandos (por ejemplo, la falta de una cultura innovadora) de la organización. En consecuencia, proponemos un modelo que teoriza este fenómeno y un marco para clasificar acciones simbólicas versus sustantivas.

Acciones simbólicas y legitimidad

Para captar recursos, muchas startups necesitan legitimarse. Uno de los propósitos principales de la acción simbólica es adquirir y mantener esta legitimidad, especialmente en nuevos emprendimientos a través de narrativas, historias, membresías y reclamos de identidad. Hay estudios que han descubierto que cuando las empresas intentan implementar nuevas tecnologías, los trabajadores participan en acciones simbólicas para mantener su statu quo y ganar legitimidad.

Las acciones simbólicas son muy visibles, por lo que pueden comunicarse fácilmente interna o externamente para darles legitimidad. Encontramos dos tipos de acciones:

  1. Actividades híbridas simbólicas:
    1. Actividades ‘espectáculo’: Las empresas organizan concursos de innovación (por ejemplo, bootcamps, hackathons y semanas de innovación), talleres, visitas a empresas tecnológicas líderes o eventos con speakers, que se caracterizan por ser coloridos y eufóricos, para ser visibles para los stakeholders internos y externos. Pero después de eso no pasa nad El objetivo es comunicar estos coloridos eventos en lugar de utilizarlos como insumos para desarrollar productos basados en tecnologí
    2. Comunicación: Nuestros datos indican que los términos relacionados con la innovación se utilizan indiscriminadamente en la comunicación corporativa interna y externa. Descubrimos que las organizaciones teatralizan la innovación alterando ese lenguaje o haciendo promesas ambiguas. Esto incluye el uso de términos como “innovación tecnológica”, “disruptiva”, “tecnologías radicales” o palabras de moda relacionadas con informes anuales (por ejemplo, industria 4.0 o transformación digital), comunicados de prensa, conferencias o mesas redondas. Aunque estas actividades simbólicas no tienen ningún efecto en el proceso de innovación, pueden influir en el posicionamiento de marca.
    3. Alianzas externas: Nuestros datos revelan alianzas con actores externos (por ejemplo, startups tecnológicas, centros de I+D) que no tienen una intención real de innovar, sino más bien de mejorar la imagen corporativa o colgarse de una conversación de moda. Este tipo de alianza externa incluye acuerdos con startups, incubadoras, proyectos de investigación colaborativos o contratación de consultores.
  2. Actividades internas simbólicas:
    1. Espacios de innovación: Las corporaciones han incorporado espacios con la intención de promover la innovación a través de la transmisión de mensajes meramente simbólicos (por ejemplo, salas y laboratorios de innovación). Estos espacios suelen contar con equipamientos poco habituales, frases inspiradoras, zonas de juegos, etc.
    2. Estructuras internas: Otra práctica corporativa implica el establecimiento de departamentos de innovación, oficinas de tecnología, incubadoras internas, programas de intraemprendimiento o equipos de innovación tecnológica, para los cuales no se han establecido objetivos claros ni un presupuesto. Sólo comunican que la empresa se dedica a iniciativas innovadoras.
    3. Gestión ‘sexy’: Hemos observado que las empresas suelen inventar actividades de management simples para hacerlas parecer más atractivas o emplean tecnologías y prácticas de moda. Estas actividades “teatrales” son fáciles de comunicar o legitimar el trabajo de líderes, organizaciones o colaboradores, pero no tienen ningún efecto en el proceso de creación de productos novedosos basados en tecnología.

¿Por qué sucede el teatro de la innovación?

Hay diferentes factores que explican por qué las organizaciones participan en actividades simbólicas híbridas/internas:

  1. Factores organizacionales suaves:
    1. Cultura: La teatralización luce bien en organizaciones donde su cultura desalienta la experimentación y el fracaso. Según nuestros datos, esta cultura no anima a los colaboradores a perseguir ideas que impacten el proceso de innovación. Sus actividades de innovación resultan en acciones cosméticas.
    2. Talento: Demostrar actividades de innovación de una empresa ayuda a atraer y retener el mejor talento. Parece que esta noción alienta a las empresas a utilizar actividades de innovación para fines distintos a la creación de nuevas soluciones basadas en tecnología.
  2. Factores organizacionales duros:
    1. Estrategia de innovación: La falta de una visión, objetivos y KPI son las razones por las cuales las actividades de innovación siguen siendo simbólicas.
    2. Recursos y capacidades internas: Nuestros datos revelan que las actividades simbólicas no dieron como resultado tecnologías novedosas tangibles porque no había presupuesto, procesos o estructuras para respaldar proyectos, tiempo dedicado a la innovación o individuos responsables de promover ideas.
    3. La innovación como disciplina novedosa: Debido a la incertidumbre y el desconocimiento, hay mucho espacio para acciones superficiales o simplemente se copia y pega lo que otras empresas están haciendo.
  3. Factores de legitimidad:
    1. Reputación organizacional: Nuestros datos apuntan a la necesidad de proyectar una imagen optimista y con visión de futuro que responda a los desafíos globales actuales y a la reputación tecnológic Este impulso por innovar o adaptarse a las tendencias surge de presiones tanto internas como externas.
    2. Posicionamiento individual: Los empleados también necesitan legitimar su trabajo porque quieren ser vistos a la vanguardia en el uso e implementación de nuevas tecnologías.
    3. Liderazgo: Los altos directivos implementan actividades simbólicas (particularmente alianzas externas, estructuras internas y comunicación) que envían mensajes relacionados con la innovación, pero no abordan la innovación de manera sustantiva.

A pesar de diversos esfuerzos, las empresas a menudo no pueden lograr sus objetivos de crear productos novedosos, y el teatro de la innovación es una de las razones. Nuestro artículo sugiere que hay muchas actividades que no influyen en el proceso de innovación, pero conducen a un desperdicio de recursos. Esto no significa que sean inútiles, ya que contribuyen a la necesidad de mejorar la reputación de la empresa.

En resumen, el teatro de innovación ocurre cuando las empresas responden a presiones externas desplegando una variedad de acciones simbólicas que no tienen efecto en ninguna etapa del proceso de innovación. Esto se debe a una combinación de factores duros, blandos y de legitimidad. Con esta investigación, llamamos la atención para evitar el teatro y pasar de acciones sólo simbólicas a acciones impactantes.

Los autores son profesores investigadores de EGADE Business School.

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