La Covid-19 aceleró la transformación digital, impulsando fuertemente el CVC a nivel global y regional en América Latina. Hace algunos años, hablar de CVC era considerado como algo exclusivo de Silicon Valley, y, ahora, países como Brasil tienen uno de los más altos niveles de internet, redes sociales y otras tecnologías.
Algunos corporativos experimentan aumento en las ventas y su flujo operativo, por lo que sus CVC están en posición de invertir. El CVC puede proporcionar acceso como el corporativo argentino MercadoLibre que adquirió Lagash, una startup de software con sede en Buenos Aires. Separadamente, Nubank de Brasil compró la consultora de software Cognitect Inc, con base en EE. UU.
La mayoría de las operaciones de CVC en América Latina se concentran en el sector industrial, servicios financieros y tecnologías de la información. Sin embargo, en el contexto de la transformación digital, los servicios financieros se apalancan de la inteligencia artificial, que transforma las cadenas de suministro digitales hacia el consumidor.
Igualmente, se observan las colaboraciones en América Latina, como lo fue el Extreme Tech Challenge (XTC), que en Brasil impulsó a las empresas emergentes más grandes del mundo patrocinadas por 40 corporativos, incluidos los protagonistas: Samsung Catalyst Fund y Qualcomm Ventures. Estas iniciativas pueden buscar replicarse en otros países de América Latina, como México.
Durante el año 2022, el número total de acuerdos respaldados por un CVC fue de aproximadamente 5,281, con un capital recaudado de $192 mil millones de dólares.
Esto representó una disminución del 38% en la cantidad de capital recaudado y un 2% menos en el número de acuerdos, en comparación con la actividad de 2021 (según el informe de World of Corporate Venturing de GCV).
Desde el comienzo de 2023, ha habido varios acuerdos respaldados por CVC, algunas de las transacciones principales hasta mediados de marzo son las siguientes:
Hoy en día está surgiendo una de las mayores oportunidades de crecimiento económico de las últimas décadas para América Latina, con México como protagonista de esta nueva ola. En los últimos años, las cadenas de suministro globales se han visto afectadas por la alta volatilidad en la oferta y la demanda, principalmente debido a la pandemia y las altas tasas de inflación. Además, la reciente tensión entre naciones desencadenada entre Rusia y Ucrania, así como la ruptura de relaciones entre Estados Unidos y China, han traído muchas barreras y restricciones para el comercio internacional.
Por lo tanto, el entorno macroeconómico ha obligado a las empresas globales a reestructurar y optimizar la cadena de suministro de extremo a extremo. Algunos ejemplos claros son las empresas que están trasladando sus plantas de fabricación a países que están geográficamente más cerca de sus mercados principales para reducir los costos logísticos, ahorrar tiempo y aumentar el control de las operaciones clave. Este fenómeno se llama nearshoring y México está posicionado muy fuertemente para aprovechar esta oportunidad gracias a la cercanía con Estados Unidos, los acuerdos comerciales como el T-MEC y sus bajos costos de mano de obra.
Algunas empresas multinacionales están empezando a cosechar los beneficios de este próximo cambio de operaciones industriales a México. Por ejemplo, Tesla acaba de anunciar una inversión de alrededor de $5 mil millones de dólares para construir su nueva gigafactory "Giga México" en Nuevo León, o la inversión de $865 millones de dólares de BMW en San Luis Potosí para producir baterías para su línea de vehículos eléctricos.
El nearshoring para México y América Latina significa una gran oportunidad en términos económicos, ya que traerá inversión extranjera y creará nuevos empleos. Sin embargo, las empresas que buscan aventurarse en estas actividades deben tener en cuenta que la región aún se encuentra rezagada en infraestructura y capacidades tecnológicas en comparación con sus contrapartes asiáticas, por lo que será necesaria una inversión en nuevas tecnologías que brinden eficiencia y mejora a la industria así como una mano de obra capacitada y experimentada.
En consecuencia, esto trae una de las mayores oportunidades para startups, fondos de venture capital (VC) y fondos de CVC en la región. Estos últimos han ganado mucha relevancia en la última década, ya que, hasta el cuarto trimestre de 2022, el 26% de las transacciones de VC de EE. UU. tuvieron participación de CVC, principalmente debido a las fuertes sinergias que éstos crean junto con las startups.
Para los CVC que buscan invertir en este sector, uno de los enfoques podría ser las startups B2B. Específicamente, con fundadores que construyen soluciones de software empresarial para automatizar procesos y mejorar la eficiencia de la cadena de suministro. Es importante tener en cuenta que las cadenas de suministro globales tienen muchas áreas transversales, por lo que es necesario centrarse no solo en startups que estén explícitamente dentro de las industrias de logística y fabricación, sino también en startups que estén construyendo soluciones horizontales y puedan impactar en todos los aspectos de una red logística global.
Hay una amplia gama de tecnologías que aprovecharán el desarrollo del nearshoring, por ejemplo, los sensores IoT se utilizarán para gestionar mejor el capex y predecir los eventos de mantenimiento, la inteligencia artificial (IA), el machine learning (ML) y la analítica de datos automatizarán procesos y mejorarán la toma de decisiones. Las soluciones fintech digitalizarán el leasing de equipos, el financiamiento de capital de trabajo y los servicios de financiamiento comercial, la tecnología de recursos humanos (HR tech) aportará flexibilidad y eficiencia mediante el personal bajo demanda, así como la inteligencia para contratar y retener. Los mercados B2B unificarán la fragmentación entre proveedores y surgirán grandes oportunidades para la infraestructura energética y la ciberseguridad.
El momento del mercado será crucial en estos primeros años, ya que es probable que los problemas más visibles sean los primeros en resolverse, y más adelante, los desafíos serán más complejos.
El nearshoring es una gran oportunidad para México y América Latina, y no hay duda de que la colaboración entre grandes corporaciones y startups ayudará a mejorar la forma en que la región la aprovecha. Las CVC jugarán un papel importante ya que pueden obtener valor estratégico de las startups para desarrollar una forma más ágil y eficiente de operar mientras proporcionan valor y les ayudan a crecer más rápido mediante la prueba del product-market fit y el acceso a capital.
Esta es una gran oportunidad para que el ecosistema de innovación latinoamericano impulse el desarrollo de soluciones más basadas en tecnología, escalables y robustas que puedan crecer a nivel mundial y traer prosperidad económica a la región.
Los autores de este reporte son Héctor Shibata, Gonzalo Soriano, Ana Aguilar, David Pérez y Fernando Ojeda.
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