El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó el indicador oportuno de la actividad económica (IOAE) al mes de febrero, el cual anticipa que la economía se contrajo 4% anual. Al interior, el indicador pronostica que el sector secundario cayó 4.2% mientras que el sector de los servicios disminuyó 4.3% anual. Así, el año comienza con una actividad económica más lenta de lo esperado. Los apagones relacionados con la falta de energía debido al clima extremo fueron parcialmente culpables del deterioro del dinamismo del sector industrial en febrero. Por otro lado, se observa una lenta recuperación de los servicios a nivel nacional. Sin embargo, creemos que la actividad económica comenzará a observar tasas de crecimiento mayores debido al sector externo. Lo anterior es reflejo de una economía estadounidense que está creciendo a tasas mayores a lo esperado. Continuamos esperando una tasa de crecimiento económico de 4.5% anual.
El INEGI publicó la oferta y demanda de bienes y servicios para el cuarto trimestre del año anterior, donde el PIB decreció 8.2% en 2020. Al interior, destaca la fuerte contracción de la inversión fija bruta en 18.2% así como la caída de 10.4% del consumo privado. Sobresale que las exportaciones netas crecieron 7.5% anual, pero debido a una mayor disminución de las importaciones (-14.8%) que de las exportaciones (-7.3%). Por otro lado, el consumo de gobierno creció 2.3% anual, contrastando con una caída acumulada de 1.3% en 2019.
Con cifras ajustadas por estacionalidad, el PIB del cuarto trimestre creció 3.3% comparado con el 3T. Este crecimiento se debió a la expansión del consumo privado en 5.3% y de la inversión en 2.9%. En contraste, el consumo de gobierno se desaceleró 0.2% mientras que las exportaciones netas se contrajeron 7.6%. Así, el crecimiento trimestral anualizado en el cuarto trimestre fue de 13.2%.
Con respecto a la contribución al PIB según sus componentes, el consumo privado le restó al crecimiento 7 puntos porcentuales. Asimismo, la inversión y las exportaciones redujeron el crecimiento en 3.5 y 2.7 puntos porcentuales, respectivamente. En contraste, el consumo del gobierno contibuyó positivamente al PIB en 0.3 puntos porcentuales así como las importaciones en 5.5 puntos porcentuales (por la disminución en las mismas).
Así, el PIB termina el año con una caída menor a la esperada. La fuerte desaceleración del consumo privado y de la inversión fueron los principales detonantes de su contracción. Por otro lado, el sector externo amortiguó dicha caída, debido a la reactivación de las exportaciones manufactureras en el segundo semestre del año y de una muy fuerte contracción de las importaciones. Para 2021, esperamos la reactivación de todos los componentes del PIB, lo cual implicará un crecimiento anual de 4.5%, según nuestros pronósticos. Dicha expansión se explicará principalmente por las exportaciones netas que serán influenciadas positivamente por la economía estadounidense. La política fiscal expansiva de 1.9 billones de dólares de ese país, aunado a la política monetaria ultra-expansiva (tasas históricamente bajas por lo menos hasta 2023) están detrás de nuestro pronóstico.
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