La balanza comercial en septiembre mostró un déficit de 579 millones de dólares (menos a lo esperado por el consenso del mercado).
Las exportaciones mostraron una desaceleración secuencial de 1 por ciento mensual, con respecto a agosto, destacando la fuerte contracción de las exportaciones petroleras (-14.3 por ciento mensual).
Asimismo, las exportaciones no petroleras cayeron 0.4 por ciento donde las exportaciones manufactureras disminuyeron 1 por ciento en términos mensuales. Al interior, las exportaciones automotrices mostraron una caída importante de 4.5 por ciento mensual.
Por otro lado, las importaciones cayeron 5.7 por ciento en términos mensuales de la mano de la fuerte contracción en la importación de bienes intermedios (-6.9 por ciento).
Una menor demanda de bienes intermedios sugiere un menor dinamismo del sector manufacturero de bienes finales. Recordemos que alrededor del 75 por ciento de los insumos de bienes manufactureros finales provienen del extranjero.
Además, se observa una caída en 0.8 por ciento mensual de los bienes de capital relacionados con inversión en tecnología. En general una caída de las importaciones sugiere un menor dinamismo de la demanda interna.
Hacia futuro se percibe un panorama muy retador. Por un lado, la desaceleración de la industria en los Estados Unidos está mermando al sector externo nacional de exportación. Asimismo, una postura más proteccionista en EE. UU. puede perjudicar aún más a las exportaciones nacionales, sobre todo las relacionadas con los aranceles propuestos por los candidatos a la presidencia de ese país.
Por el lado positivo, algunos proyectos de infraestructura que buscan darle mayor capacidad instalada al comercio nacional son: la actualización de las reglas de operación del puerto de Manzanillo, los planes de incrementar la capacidad de comercio del puerto de Progreso en Yucatán, la alianza entre Aeroméxico y Amazon para incrementar el comercio de carga en el país y la ampliación de los horarios de las aduanas en el puerto de Lázaro Cárdenas. Además, México continúa siendo el principal socio comercial con EE. UU. a raíz de la guerra comercial entre EE. UU. y China.
Será importante hacia futuro que la relación comercial entre EE. UU. y México se intensifique y se fortalezca. La postura proteccionista de Trump puede entorpecer el comercio actual entre ambas naciones.
Además, se debe invertir en generar las condiciones adecuadas para tener ventajas competitivas para comercial a nivel global y atraer inversión productiva. La inversión en infraestructura, en educación y en la generación de energía es clave para seguir siendo un país competitivo en el mundo.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.