El registro de las finanzas públicas ya cumplió medio año, cifras de enero a junio, y es importante hacer un análisis puntual de los ingresos y del gasto del gobierno federal para evaluar su desempeño hasta el momento.
En los primeros seis meses del año los ingresos federales muestran una disminución real anual de 1.6 por ciento destacando la fuerte contracción de los ingresos petroleros (-23.9 por ciento). En contraste, los ingresos no petroleros muestran un avance de 3.2 por ciento anual. Al interior, destaca el aumento en los ingreso tributarios de 4.1 por ciento, donde el impuesto del ISR muestra un incremento de 2.9 por ciento.
En contraste, la recaudación del IVA registra una disminución de 8 por ciento real anual, reflejando la caída del consumo privado, sobre todo en los meses más recientes. Finalmente, sorprende el aumento de los ingresos del IEPS ante el reestablecimiento de los impuestos especiales a las gasolinas (+140.2 por ciento).
Por otro lado el gasto público registra un aumento de 3.7 por ciento real anual en los primeros seis meses del año. Al interior, el gasto programable presenta una disminución de 0.9 por ciento anual donde el gasto corriente registra un aumento de 3.4 por ciento y el gasto en capital, relacionado con inversión productiva, una contracción de 16.1 por ciento real anual.
Las buenas noticias son que dentro del gasto en capital, el dirigido hacia la inversión física muestra un aumento de 8.9 por ciento. Es coincidente que el aumento en el gasto en infraestructura se está dando justo un año antes de las elecciones federales.
Las malas noticias son que el gasto no programable registra un aumento importante de 15.7 por ciento real anual debido al sólido incremento del costo financiero (+34 por ciento) debido al ciclo de alza de tasas a lo largo de los últimos dos años.
Al mismo tiempo, las participaciones hacia las entidades federativas casi no se movieron (+0.6 por ciento real anual). En la clasificación del gasto público observamos que más del 65 por ciento del gasto público es destinado al desarrollo social.
Dentro de ese rubro, el gasto a la salud y educación ascienden a 305 y 419 mil millones de pesos (mmdp), respectivamente por debajo de la asignación de recursos a protección social (850 mmdp) que está relacionado con transferencias sociales.
Así, observamos un sector público balanceado donde la caída de los ingresos petroleros están siendo compensados por una mayor recaudación del ISR y del IEPS. Asimismo, vemos cómo el gasto público se ha elevado de la mano del costo financiero y de la reactivación de obras públicas un año antes de las elecciones federales.
El problema hacia futuro radica en el endeudamiento de Pemex que está sustentado por el gobierno federal y la posible multa hacia México por la disputa ante EE. UU. por el maíz en el TMEC. Los fondos de ahorro que dejó el gobierno anterior en más de 300 mmdp ascienden apenas a 10 mmdp.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.