El día de ayer se inició la administración de Joe Biden con nuevos retos y oportunidades. La economía global se encuentra en plena recuperación debido a la pandemia y la mayoría de los países están implementando medidas para impulsar a sus economías. Los mercados financieros estadounidenses y globales en general, reaccionaron de manera positiva al nuevo gobierno. El Nasdaq y el S&P registraron máximos históricos.
Además, muchos analistas económicos están elevando los pronósticos de crecimiento de EE. UU. de entre 3.5 a 6.5 por ciento anual. Es probable que la economía estadounidense haya caído 3.5 por ciento en 2020. Es decir, se espera que la economía estadounidense se recupere en menos de un año.
Lo anterior se explica por políticas fiscales y monetarias expansivas. Los apoyos fiscales del nuevo gobierno ascienden a cerca 1.9 billones de dólares que incluyen apoyos directos a familias de dos mil dólares, créditos a las Pymes, subsidios a sectores más perjudicados, entre otros. Además, se espera que el proceso de vacunación sea más ágil y rápido lo cual será benéfico para reactivar el sector servicios.
En materia de política monetaria la Reserva Federal anunció que mantendrá la tasa de interés en un rango de 0 a 0.25 por ciento por lo menos tres años y que continuará comprando activos financieros para proveer de liquidez al sector financiero. Esto en un entorno donde la tasa de inflación se espera esté bajo control (la demanda de dólares en EE. UU. no solamente es interna).
El gobierno de Biden le apuesta a las energías renovables y al multilateralismo. Es probable que el comercio internacional recupere el vigor que perdió con las políticas proteccionistas de Trump. Los sectores de energías limpias tendrán un impulso importante estos años. La inversión tecnológica en estos sectores reducirá los precios energéticos de estos sectores lo cual generará mayores ventajas competitivas.
Finalmente, se espera una inversión muy sustantiva en infraestructura que tendrá un efecto multiplicador en su economía. Todas estas medidas salpicarán de alguna manera a México, país que, a diferencia de EE. UU., no está aplicando medidas fiscales para proteger a su población y pymes. Será también interesante si el gobierno mexicano repensará su estrategia energética que le apuesta al petróleo y combustibles fósiles.
Así, se avecina un buen año para la economía de EE. UU. y esas son buenas noticias para México. El motor de crecimiento del país será la demanda externa (sobre todo exportaciones manufactureras) que está íntimamente relacionada con el dinamismo de la economía de EE. UU..
Publicado originalmente en El Financiero.