Esta semana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó la inflación general la cual se ubicó en 4.1 por ciento anual en la primera quincena de marzo. En rango de variabilidad de Banco de México es de 3+/- 1 punto porcentual. Al interior del indicador destaca la aceleración de la inflación subyacente, que rompe la barrera superior de Banxico, al ubicarse en 4.1 por ciento anual y registra cinco quincenas consecutivas de incrementos en términos anuales.
El sub-componente de las mercancías continúa ascendiendo (+5.8 por ciento anual en la primera quincena de marzo). Asimismo, los precios del componente no subyacente también se elevaron de manera importante de la mano de aumento en los precios energéticos (7.3 por ciento anual). Ello como consecuencia de los recortes de la OEPEP en la producción de petróleo y sus efectos en los precios de los derivados del crudo, como las gasolinas.
Así, el entorno para el Banco de México se complica considerando que se comienzan a observar presiones inflacionarias relevantes. Existen variables que podrían perjudicar el horizonte esperado de la inflación, como, por ejemplo, la persistente depreciación del peso, incertidumbre política en el país a raíz de las elecciones y el incremento en las tasas de rendimiento de los bonos estadounidenses.
Además, los precios de los commodities están experimentando un super cycle, es decir, un aumento importante en sus precios de la mano de la recuperación económica global. Lo anterior pudiese generar una contaminación de precios con efectos indirectos en la economía.
Ante este entorno se complica la postura de política monetaria del Banco de México. El mercado estaba dividido en torno a la decisión de recortar la tasa de interés objetivo en el país o mantenerla. Parece que este dato de la inflación de marzo carga la balanza hacia mantener la tasa en un nivel de 4 por ciento. Pero más allá de la decisión de política monetaria de marzo, es importante analizar si existe el espacio monetario suficiente continuar con una política monetaria expansiva.
Los últimos cálculos de la tasa de interés neutral, las perspectivas de un mayor crecimiento económico que el anticipado en el país y la menor holgura en la brecha del producto, parecen indicar que el recorte de tasas llegó a su fin. A nivel global los países de Brasil y Turquía ya elevaron sus tasas de interés de mercado ante las creciente presiones inflacionarias.
De culminar la política monetaria acomodaticia en el país se agotarían las herramientas políticas económicas de México. Es decir, a la política fiscal de austeridad que no estaba apoyando a la reactivación de la demanda agregada se le unirá una política monetaria más rígida.
Publicado originalmente en El Financiero.