El Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF) redujo el estimado de crecimiento para México de 2.7 a 2 por ciento anual en 2022. Además, ahora espera que la tasa de interés termine el año en 6.75 de 6.5 por ciento anteriormente. Así, el IMEF se une a diversos organismos nacionales e internacionales que han bajado el estimado de crecimiento del país recientemente. Personalmente, creo que la economía crecerá 2 por ciento este año y que la tasa de interés de terminará el año en 7 por ciento.
Los factores detrás de la reducción en los estimados de crecimiento son varios. Primero, la prolongación de los problemas logísticos manufactureros globales que están perjudicando a la industria nacional, sobre todo al sector automotriz. Las buenas noticias son que en EUA el sector manufacturero se está recuperando, en enero superó las expectativas de los analistas, lo que puede impulsar al sector manufacturero nacional.
Segundo, por la débil inversión tanto privada como pública. La inversión comenzó una tendencia a la baja que está mermando el potencial de crecimiento del país. Esta debilidad provocará que la economía crezca a tasas mucho menores a las anteriores. El impacto de ello serán menores puestos laborales y un mayor porcentaje de la población en pobreza.
Tercero, por el continuo impacto de la variante ómicron que perjudicó al sector de los servicios al inicio del año. Estos problemas provocaron la ralentización del sector lo que se reflejará en menores tasas de crecimiento de dicho sector. Por último, por la creciente inseguridad que se vive en el país. El sector turismo será el principal afectado por este factor. Desafortunadamente los crímenes continúan creciendo lo que desalentará la inversión productiva en el país.
Un último factor que pudiese sepultar las expectativas de un mayor crecimiento económico en el futuro es la posible aprobación de la reforma eléctrica del ejecutivo. De aprobarse se estaría alejando miles de millones de dólares en inversión productiva y se encarecerían los procesos productivos en el país. La energía renovable ya es más barata que la generada por combustibles fósiles y la reforma privilegiará la segunda. Además, se le dará prioridad de generación, compra y distribución de energía a la CFE, un cuasi monopolio y monopsonio.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.