Esta semana Bloomberg actualizó sus modelos de pronósticos macroeconómicos de los Estados Unidos y ajustó al alza la probabilidad de una recesión en ese país en 2023, de 75 a 100 por ciento. Es decir, es casi inminente que la economía se contraiga fuertemente a partir del segundo semestre de 2023. Si bien la economía de EE.UU. se encuentra actualmente en una recesión técnica, es decir, dos trimestres consecutivos de decrecimiento económico trimestral, se descarta una recesión oficial ya que el mercado laboral continúa sólido. Es decir, la tasa de desempleo se encuentra en niveles muy bajos y la creación de empleos sigue superando las expectativas del mercado.
Lo anterior pudiese cambiar el próximo año conforme que se materializan los riesgos a la actividad económica. La guerra entre Rusia y Ucrania no parece terminar pronto y está perjudicando al sector comercial y manufacturero en los países europeos con repercusiones globales. Asimismo, el choque de oferta por el conflicto está encareciendo insumos de producción y energéticos lo que mantiene a la inflación mundial persistentemente alta. La economía china está en plena desaceleración por choques a sus procesos de producción derivados por el confinamiento de su economía durante la pandemia. Asimismo, el sector inmobiliario de ese país se encuentra sobre endeudado y está contagiando al sector financiero doméstico con repercusiones en su liquidez. Resulta interesante que la agencia estadística china decidió no reportar el PIB de ese país sin mencionar cuándo lo haría. Parece que los problemas chinos están impactando adversamente a la economía real.
El ciclo de alza de tasas de interés impulsado por la mayoría de los bancos centrales están desacelerando a la economía real y provocando un reajuste en los protafolios de inversión de activos de riesgo (incluyendo criptomonedas) hacia instrumentos de renta fija. Lo anterior explica la pérdida importante en los mercados financieros globales. Además, el contagio ya se acelera hacia la economía real con despidos importantes de algunas empresas lo que contraerá al consumo privado.
Este conjunto de factores están detrás de las expectativas de una profunda recesión económica global. Algunos países ya comenzaron un proceso de decrecimiento, particularmente en Europa, y es muy probable que el resto del mundo le copie sus pasos en 2023. Para EE.UU. será importante observar si la recesión será profunda o suave. Mucho dependerá de la evolución de la inflación y el ritmo de ajuste de tasas de la Reserva Federal en ese país. El impacto hacia México no será menor, más del 80 por ciento de las exportaciones se dirigen hacia EE.UU. y las remesas están apoyando a la demanda interna. Estos motores de crecimiento desaparecerán en 2023.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.