¿Recesión?

Recesión o no, lo relevante es el estancamiento de la actividad económica nacional

La economía mexicana decreció 0.1 por ciento en el cuarto trimestre de 2021 en términos trimestrales (con cifras ajustadas por estacionalidad). Así, se consolidaron dos trimestres consecutivos de caídas en la producción de bienes y servicios lo que indicaría que la economía en el país entró en una recesión técnica. En los Estados Unidos una recesión no solamente implicaría una caída en la actividad económica sino además una depresión importante del empleo y otras variables a considerar.

Recesión o no, lo relevante es el estancamiento de la actividad económica nacional en un entorno donde la economía de los Estados Unidos superó las expectativas y consolidó un crecimiento sobresaliente en el cuarto trimestre de 2021. Así, se permea un distanciamiento en las tasas de crecimiento entre EUA y México, donde es probable que el primero crezca hasta dos veces más que México. Esto quiere decir que los problemas económicos del país no son externos.

De hecho, los únicos motores de crecimiento que existen hoy en día en México provienen del vecino país. Primero, por el envío de remesas que sigue rompiendo récords y constituyen un multiplicador importante para el consumo, sobre todo de familias con ingresos muy bajos. Segundo, por el impulso de las exportaciones manufactureras hacia EUA, que son las más importantes para el país. Tercero, por los turistas que vienen a vacacionar a México.

Por otro lado, las políticas públicas se han encargado de mermar a la actividad económica. Las posturas económicas anti-mercado, que se podrían consolidar con la reforma energética, han deprimido a la inversión. La caída en la misma es profunda y no se ve una recuperación en el corto plazo. La inversión pública se dirige hacia el gasto, no a la inversión, y la poca inversión está destinada a tres proyectos faraónicos con poco impacto positivo para el crecimiento nacional.

Así, estamos observando lo inevitable, reducciones en las expectativas de crecimiento del país. Es probable que este año el país crezca 2 por ciento, si bien nos va, y que el PIB se recupere en su totalidad hasta 2023. EUA se recuperó en menos de seis meses. Las respuestas fiscales antagónicas en ambos países explican este comportamiento. Del PIB per cápita mejor ni hablemos, podríamos experimentar una década de estancamiento.

Sin un cambio de rumbo económico estaremos entrando en una etapa de muy bajo crecimiento económico que se traducirá en menores empleos, más pobreza y las externalidades negativas que esto conlleva como la inseguridad. Recordemos que ya no tenemos un escape social como lo era la inmigración de más de 10 millones de mexicanos hacia EUA en las últimas décadas. No solo eso, sino que la sobre estimación del crecimiento de Hacienda (4 por ciento) perjudicará en los estimados de recaudación esperados lo que presionaría a las finanzas públicas. En 2021, las arcas federales se salvaron por los altos precios del crudo, situación que podría revertirse este año.

Y para la estocada final la Reserva Federal comenzará a subir tasas de interés tan pronto como en marzo. El Banxico deberá seguir de cerca a la Fed y actuar acorde. De no hacerlo se podría gestar un problema financiero y cambiario importante. Con el cambio en la junta de gobierno del Banco de México no sorprendería la postura de no reaccionar como la Fed con el pretexto de la debilidad de la actividad económica en el país.

Será un año muy interesante.

El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.

Publicado originalmente en El Financiero.

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