En su libro publicado en 1991, Dornbusch y Edwards nos relatan las características del populismo macroeconómico en América Latina. La experiencia histórica nos indica que el populismo macro se enfoca en el crecimiento económico y la distribución del ingreso como ejes de su política económica, en muchos casos a expensas del balance fiscal y la inflación. Ejemplos históricos de lo anterior son las administraciones de Lázaro Cárdenas, Getulio Vargas, Alan García, Allende, Luis Echeverría, Correa y más recientemente Hugo Chávez y Maduro. El común denominador de estas políticas es que siempre fallan.
Un ejemplo actual es la economía de Venezuela, donde la economía se contraerá en 15 por ciento este año y lleva un declive acumulado de 50 por ciento desde el 2013. La inflación se espera llegue a 10 mil por ciento. La razón de esto es el aumento desmedido del gasto público lo cual genera déficits fiscales, lo que conlleva a la expansión monetaria y por ende inflación, obligando a los gobiernos a implementar medidas como los controles cambiarios, de precios y de salarios. El resultado es el surgimiento de mercados negros, corrupción y escasez de bienes.
La persistencia de los déficits aumenta el endeudamiento tanto interno como externo, agotando los créditos y resultando en muchos casos es una moratoria de pagos. Históricamente ello ha persuadido a los gobiernos a presionar al Banco Central para satisfacer sus necesidades de financiamiento.
¿Cómo se relaciona esto con el momento actual en México? Actualmente existen propuestas de algunos candidatos que podrían comprometer la estabilidad fiscal del gobierno. Ejemplo de ello son los precios de garantía, las políticas de autosuficiencia alimentaria, la duplicación del salario mínimo, las becas a un gran porcentaje de la población, educación gratuita, todas propuestas por AMLO, la renta básica universal propuesta por Anaya, y la expansión del seguro popular propuesta por Meade, entre otras.
Muchos de estos programas se basarán en un compromiso alto de gasto público, que, sin modificaciones a los ingresos federales, probablemente generarán desequilibrios fiscales en el mediano plazo. Estas medidas no solo implican mayor gasto público sino mayor injerencia del estado que normalmente se traducen en mayor burocracia, ineficiencia y corrupción. Sobre todo, en países con instituciones muy pobres como es el caso de México.
Aunque es cierto que el Banco de México cuenta con autonomía, recordemos que es el Congreso quien pudiese tener la facultad de retirarle este atributo. Además, a finales de este año y en el transcurso de la siguiente administración, el presidente nombrará a dos subgobernadores y al gobernador de la autoridad monetaria (se terminarán sus mandatos), es decir, el gobierno en turno tendrá mayoría.
Así, es muy importante cuestionar y debatir las propuestas populistas de los candidatos a la presidencia. México ya ha sufrido en diversas ocasiones crisis económicas por desequilibrios fiscales. Creo que el error que se comete hoy en día es atacar a los candidatos, cuando se deberían de atacar directamente a las propuestas populistas macroeconómicas.
*Por Jesús Garza, profesor de Economía en EGADE Business School.
Publicado originalmente El Financiero