Lo bueno y lo malo de la economía de AMLO a seis meses

Entre los avances detallados en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se pueden detallar algunos aspectos positivos pero también negativos

Esta semana el Presidente de la República dio un discurso donde detalló los avances de su gobierno en los primeros seis meses del año. En mi opinión hubo puntos buenos y malos. Empecemos con los buenos.

Desde su inicio y ante el aumento en los salarios, destacando el alza en los salarios mínimos, la masa salarial real ha aumentado (aumentando el ingreso disponible de las familias). Esto en un entorno donde la inflación se mantiene en una trayectoria descendente. Ello ya se ha visto reflejado en un mayor consumo minorista, sobre todo en los últimos meses.

Por otro lado, el gobierno mantiene su promesa de obtener un superávit fiscal primario a finales de año y hasta el momento ha recortado el gasto público para poder mantener este objetivo.

Además, se ha reiterado el respeto hacia la autonomía del Banco Central, indispensable para mantener la estabilidad macroeconómica del país. Asimismo, se ha procurado continuar con el T-MEC continuando con una política de libre comercio internacional. Por último, es loable el combate a la corrupción y la disminución del gasto corriente en el gobierno federal.

Hablemos ahora de lo malo. Desde la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México comenzó un proceso de desaceleración de la inversión que ha provocado consecutivas reducciones en las predicciones del crecimiento del país. Aunado a esto, las recientes disminuciones en la calificación crediticia de Pemex como del país son reflejo de un Plan de Negocios que no es rentable para la empresa productiva del estado. Es decir, la refinación de gasolinas probablemente resultará en pérdidas en contraste con lo que se obtendría con la extracción de crudo.

No solo eso, sino que las recientes suspensiones en la producción de energía para el sector privado, tanto por CFE como Pemex, contribuyen a aumentar la incertidumbre. Asimismo, la eliminación del INADEM y ProMexico han provocado incertidumbre sobre la captación de inversión en el futuro.

Hacia adelante ¿que esperamos?, será fundamental que el gobierno federal rectifique en algunos de sus proyectos de inversión como por ejemplo la refinería en Dos Bocas y el aeropuerto en Santa Lucía. Será además importante observar la evolución de las finanzas públicas, ya que ante un escenario de menor crecimiento económico provocará menores ingresos a futuro.

El problema de raíz es que solamente el 43 por ciento de la población está en la formalidad. El recorte al gasto público ya está generando muchos problemas en instituciones como el IMSS.

Si se materializan las reducciones en las calificaciones crediticias de las calificadoras restantes, y si la inversión no repunta, es muy probable que continuemos en un proceso de desaceleración económica más profunda. Mi pronóstico personal es que la economía crecerá a 0.8 por ciento este año, pero aún más grave es que cada vez nuestro modelo que pronostica una recesión en el 2020 continúa aumentando. Actualmente se encuentra en 30 por ciento de probabilidad de una recesión.

Publicado originalmente en El Financiero.

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