Las finanzas públicas comenzaron el año (enero a marzo) con un aumento en los ingresos federales de 2.2 por ciento en términos anuales. Al interior, los ingresos petroleros se incrementaron 31.7 por ciento anual, de la mano del fuerte incremento en los precios del crudo, mientras que los ingresos no petroleros cayeron 2.2 por ciento real anual. Dentro de los ingresos no petroleros, los tributarios crecieron 1.9 por ciento de la mano del incremento del ISR que se expandió 13.5 por ciento. En contraste, los ingresos del IVA y del IEPS disminuyeron en 9.3 y 38.4 por ciento, respectivamente. La fuerte caída en los ingresos del IEPS se deben a los subsidios gubernamentales a las gasolinas (el IEPS del diesel y las gasolinas cayó 70.7 por ciento anual). En términos estructurales, los ingresos petroleros representaron el 16.9 por ciento del total mientras que los tributarios fueron el 65.3 por ciento del total.
Por el lado del gasto público, este se incrementó en 0.8 por ciento real anual. Al interior, el gasto programable disminuyó 2.2 por ciento real anual de la mano de la disminución del gasto corriente (-2.5 por ciento anual). Asimismo, el gasto en capital se contrajo en 1.1 por ciento real anual. Destaca la sólida caída en la inversión física directa en 28.1 por ciento, rubro fundamental para detonar el crecimiento económico del país. En contraste, el gasto no programable subió 10.9 por ciento real anual debido, principalmente, del costo financiero (5.5 por ciento) y de las participaciones (13.9 por ciento anual).
Si analizamos el gasto público por su funcionalidad observamos que más de dos terceras partes corresponde a gasto de desarrollo social que presentó un aumento de 3.2 por ciento. Al interior, el sector salud presenta un incremento de 9 por ciento real anual contrastando con la fuerte disminución del gasto en educación de 17.2 por ciento. El gasto en protección social relacionado con transferencias asistencialistas aumentó 16.4 por ciento ubicándose en 431 mil millones de pesos (superior a los rubros de salud y educación en su conjunto: 340 mmdp).
Así, las finanzas públicas comienzan el año con datos mixtos. Por un lado, los altos precios del crudo están compensando la caída en los ingresos tributarios. Si bien, una menor demanda del petróleo por problemas en China y una anticipada recesión global pondría en jaque a los ingresos petroleros. A ello hay que añadir que el tasas de crecimiento del país será menor al anticipado por la Secretaría de Hacienda lo que estará sobre estimando los ingresos tributarios.
Por el lado del gasto, es importante reconocer la disminución del gasto corriente pero también del productivo como la inversión física directa, esencial para detonar el crecimiento del país y que sigue cayendo. Por otro lado, le costo financiero comienza a acelerarse por las recientes subidas en las tasas de interés. Por último resulta interesante como el gasto en protección social supera por mucho el de la educación y salud en su conjunto. Mientras que el gasto en ciencia y tecnología sigue cayendo (2.8 por ciento anual). Sin inversiones productivas en educación, ciencia y tecnología e infraestructura, será difícil elevar el crecimiento potencial del país.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.