La Reforma Energética de México se decretó con la finalidad de: a) propiciar la adecuada participación de México en un contexto económico global; b) reducir el costo de los energéticos; y c) alcanzar los niveles de desarrollo social, económico y de cuidado medio ambiental que el país requiere.
En relación con el cuidado del medio ambiente, la Ley de Transición Energética contempla que para el 2021 el 30 por ciento de la energía eléctrica consumida en el país provenga de fuentes limpias; el 35 por ciento para el 2024; el 45 por ciento para 2036 y que para el 2050 esta cifra sea del 60 por ciento, con la intención de contribuir, como país, en la disminución de emisiones de gases de efecto invernadero.
El compromiso establecido por México no suena inalcanzable si pensamos que en la actualidad más del 25 por ciento de la energía producida en el país proviene de fuentes limpias y si tomamos en cuenta que, de acuerdo con el Instituto de Investigaciones Eléctricas de la SENER, México cuenta con una gran capacidad instalada que da un enorme potencial de generación de electricidad, hacia el 2030, a partir de: a) Energía Eólica (40,000 MW); b) Energía Geotérmica (40,000 MW); c) Energía Hidráulica (53,000 MW); d) Energía Solar (24,000 MW); y e) Bioenergía(83,500 a 120,000 MW), fundamentalmente.
Para dar un breve contexto de lo que ocurre fuera de México, cabe mencionar que lainversión total en energías renovables en el mundo fue de 22 mil millones de USD en 2004, monto que creció de manera significativa, pasando a 130 mil millones en 2008, a 160 mil millones en 2009 y a casi 290 mil millones en 2018. De acuerdo con IRENA (International Renewable Energy Agency) cerca de dos terceras partes del total de la nueva capacidad de generación de energía agregada en 2018 en el mundo, provino de fuentes renovables Por otro lado, la International Energy Agency (IEA) señala que la energía renovable ha crecido rápidamente en la última década, convirtiéndose en un importante componente de la oferta energética en el mundo.
Para fomentar la inversión en proyectos de generación de energías limpias, en México se implementaron los Certificados de Energías Limpias (CEL). Un CEL equivale a la generación de 1MWh de energía a partir de una fuente limpia y es la CRE la entidad responsable de acreditar a los generadores que cumplan con esta disposición.
La implementación implicará para los usuarios calificados que, por lo menos, el 35 por ciento de la energía eléctrica que consuman provenga de fuentes limpias para el 2024 lo que propiciará que busquen el suministro de generadores acreditados. En caso de que esto no sea cumplido, los usuarios deberán comprar los CEL que sean necesarios para compensar la energía eléctrica consumida que no se hubiera generado a partir de fuentes limpias. Las plantas generadoras establecidas después del 11 de agosto del 2014, y que cumplan con los requerimientos administrativos y regulatorios establecidos por la CRE, podrán recibir CEL. También los podrán recibir las Centrales Eléctricas Legadas, que hayan entrado en operación antes del 11 de agosto de 2014, que generen energía eléctrica a partir de fuentes limpias, siempre y cuando hayan realizado un proyecto para aumentar su producción de energía limpia. Estas centrales podrán recibir CEL, pero no por toda la energía generada sino, en gran medida, asociados al excedente producido a partir del nuevo proyecto de generación.
Después de estudiar a 42 países desarrollados, de los cuales 16 han implementado Certificados de Energías Limpias o Certificados de Energías Renovables, encontramos evidencia estadística significativa para afirmar que la implementación de estos mecanismos contribuye de manera importante en una mayor inversión en infraestructura de generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables y, como consecuencia, en la disminución de gases de efecto invernadero.
Este contexto es importante para entender la relevancia de las energías renovables en México y para comprender las implicaciones de algunos comentarios hechos por funcionarios públicos en relación con el hecho de que se pretende que toda la energía que generan las plantas hidroeléctricas de la CFE sea reconocida con CEL. Esto simplemente contraviene lo que está establecido en la Ley de Transición Energética y crea un clima de incertidumbre ante el público inversionista que ha decidido invertir sus recursos en proyectos de generación de energía eólica y solar, por ejemplo, bajo ciertas reglas y condiciones que se ahora pretende cambiar. Sólo para mostrar algunos hechos relacionados con la afectación en la inversión en este rubro, es importante mencionar que durante el 2019 se invirtieron en México cerca de dos mil millones de dólares en proyectos de energía eólica y para el 2020 se estima que la cifra será de mil 300 millones de dólares, es decir, 35 por ciento menos.
Finalmente, de acuerdo con CENACE, la última subasta de energía eléctrica, hoy en día suspendida, el precio por MWh fue de 19.9 USD, uno de los precios más competitivos a nivel mundial, y 70 por ciento más barato que el costo de generación de CFE. Además de lo competitivo de este precio, es importante hacer alusión a la inversión que esto representó en proyectos de generación, además de que la mayor parte de la energía eléctrica será generada a partir de fuentes limpias. Estos hechos ponen de manifiesto que la generación de energía eléctrica, a partir de fuentes limpias, tiene un costo de generación considerablemente más bajo que el de la CFE, atrae montos importantes de inversión y contribuye con la disminución de gases de efecto invernadero. En virtud de lo anterior, no alcanzo a entender por qué se quiere desincentivar la generación a través de estas fuentes y, en su lugar, fomentar la generación a partir del combustóleo y del carbón, como lo ha señalado el titular de la CFE. No sé qué arista estoy dejando de considerar.
Publicado originalmente en El Financiero.