En el país estamos próximos a tomar una de las decisiones más importantes que los mexicanos tomamos cada seis años, esto es, la elección del ciudadano que será responsable de orquestar el destino de la Nación para el próximo sexenio y que habrá de sentar la bases para el futuro del país.
Quizá estas sean las elecciones más complejas de la historia reciente del país, no sólo por el número de aspirantes a la presidencia de México, lo diverso de sus propuestas, lo escéptico de los ciudadanos ante dichas propuestas, o lo complejo de la economía del país. Aunado a ello debemos tomar en cuenta que lo complejo del contexto internacional añade elementos a la incertidumbre del entorno. La relación con los Estados Unidos (EU) es difícil y el Tratado de Libre Comercio (TLC) está pasando por un cuestionamiento y revisión profundos.
Aun así, en las organizaciones se deben tomar decisiones que generen valor para los diversos grupos de interés y la pregunta es ¿qué se puede hacer para estar lo mejor preparados ante los resultados de las elecciones presidenciales y la relación con nuestros socios comerciales dentro del TLC?
La respuesta no es sencilla y directa y lo que aquí se propone es la creación de escenarios que permitan estimular el pensamiento estratégico y estar preparados para capitalizar oportunidades o mitigar eventos no-favorables ante los posibles resultados de las elecciones presidenciales y de la renegociación del TLC.
La herramienta de creación de escenarios invita a pensar en qué variables pueden influir en un resultado, a definir qué acciones tomar ante esos posibles resultados y a qué indicadores dar seguimiento para visualizar cuál escenario tiene más probabilidades de ocurrir. Esta es una tarea complicada, pero permitirá estar mejor preparados para aprovechar o minimizar el impacto de lo que finalmente sea el resultado.
El ejercicio inicia por considerar que cada ciudadano candidato resulta electo presidente de México.
Luego, estime la posibilidad de que tenga o no mayoría en el Congreso. Ahora, ubique los eventos, favorables y no-favorables, para cada una de estas opciones con la finalidad de elaborar un pronóstico estratégico.
Es lógico que no se tenga la respuesta en este momento, el hecho de que el equipo directivo discuta y analice estas posibilidades será de utilidad.
Lo siguiente es identificar qué deberá hacer la organización en el inmediato plazo para analizar posibles eventos, favorables y no-favorables, y tratar de minimizar el riesgo lo más que se pueda o capitalizar los eventos favorables que pudieran convertirse en oportunidades.
Un elemento importante es la definición de indicadores que permitan dar seguimiento a la evolución de estos probables escenarios, cuatro o cinco indicadores clave que permitan ajustar estos escenarios.
Ahora, al inicio de estas líneas comentamos al menos dos eventos que hacen más complejas estas relaciones.
Tomemos en cuenta que al próximo presidente de México le tocará el término de la gestión del actual presidente de EU y la gestión del sucesor o posible reelección del actual presidente de EU, por lo que es importante considerar estas opciones en los escenarios probables. Aunado a ello está el posible resultado de la revisión del TLC.
Evidentemente, la tarea parece complicada y lo es.
La invitación al lector y a los equipos directivos de las organizaciones es dedicar tiempo a analizar la interacción entre variables estratégicas para el futuro del país y de nuestras organizaciones e identificar acciones que permitan estar mejor preparados ante el escenario resultante.
La labor del estratega es llevar a la empresa al logro de sus resultados por más complejo que sea su entorno.
Ese es el reto.
*Por Daniel Maranto, Director del Departamento de Estrategia y Liderazgo EGADE.
Publicado originalmente en El Financiero