No será sorpresa para muchos saber que la creación de nuevas empresas, o el emprendimiento, es el principal factor de generación de empleos y crecimiento económico. La OCDE señala que entre el 40 y 70% del crecimiento de los países es explicado por este factor. Pero también, el emprendimiento es una forma de dar respuesta a los grandes retos que como sociedad nos enfrentamos. En otras palabras, entre más emprendimiento mayores oportunidades de empleo, generación de impuestos, mejores salarios, mejores soluciones disponibles en el mercado, etc.
Esto explica por qué es tan vital que los países enciendan el espíritu de emprendimiento de sus ciudadanos. Sin embargo, hay una profunda brecha de genero entre las oportunidades de emprendimiento brindadas para los hombres y para las mujeres. Según los datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en todos los países del mundo la actividad emprendedora es mas alta en hombres que entre mujeres. En Estados Unidos, por ejemplo, solo 11% de las empresas de alto impacto han sido fundadas por mujeres, e históricamente solo el 7% del capital de riesgo ha ido a parar a empresas lideradas por el genero femenino. ¿A qué se debe está situación? ¿Son las mujeres menos capaces o existen sesgos de genero que limitan las oportunidades? En este artículo brindaré una visión global sobre algunos aspectos que explican está brecha y algunas ideas personales de como poder solucionarlo.
Una razón que explica por qué hay menos mujeres emprendiendo es por la falta de “role models” emprendedoras. Las personas que admiramos (rol models) tienen un efecto muy importante sobre nuestras decisiones en la vida, por ejemplo, qué carrera estudiar o la decisión de emprender o no hacerlo. La imagen de una persona empresaria o emprendedora está grabada en el inconsciente colectivo como una persona del genero masculino con ciertas características.
Díganme, ¿a cuántos emprendedores podrían nombrar? ¿Y emprendedoras? Seguro que la segunda pregunta tendrá menores respuestas. Según la UNESCO, solo el 15% de las mujeres escogen una carrera relacionada con la ciencia y la tecnología. Esto se debe a dos razones. La primera, en el contexto familiar se impulsa más a los niños a desarmar objetos, retar cosas establecidas o competir. Y las mujeres quedan relegadas a actividades de juegos relacionadas con el hogar o la belleza. La segunda, es por la falta de roles femeninos en ciencia y tecnología. Esto mismo puede estar pasando en emprendimiento.
Por un lado, el contexto familiar premia otras actividades “femeninas” excepto la de ser la “mini CEO” de tu propia empresa. Y por otro, en número de “role models” de emprendedoras son mucho menores. En una encuesta publicada por Euromonitor, las mujeres no concebían a una emprendedora dentro de sus primeros 13 personajes influyentes en su vida; mientras que celebridades de la moda o la música eran mencionadas constantemente. Los efectos de la falta de roles de emprendedoras van más allá de lo imaginable.
Por ejemplo, Nesta, un organismo que promueve la innovación y el emprendimiento en el Reino Unido, ha identificado que los “role models” en emprendimiento más identificados por la sociedad y los medios de comunicación son emprendedores masculinos como Mark Zuckenmber o Elon Musk. Esto genera una gran una disparidad, puesto que lo que estos emprendedores dicen o hacen, suele tener mucha atención mediática y efectos sobre lo que los políticos deciden en temas de emprendimiento. No tener voces femeninas excluye muchos temas de la agenda política que pueden ser benéficos para las mujeres. Como las cuestiones de equidad salarial, la corresponsabilidad parental, etc.
No solo el contexto familiar y la existencia de “role models” son factores que explican porque hay menor número de mujeres emprendiendo. Al parecer, otro factor es la preferencia de los inversionistas de riesgo sobre cierto tipo de emprendedores masculinos y startups no lideradas por mujeres. En un articulo publicado en MIT Tecnology Review, se explica que en Estados Unidos solo el 2% del capital de riesgo de los años 2017 y 2018 fue a parar a empresas lideradas por mujeres, y solo el 35% de empresas de capital de riesgo tienen mujeres como socias. Al parecer, los inversionistas no financia las mejores ideas; mas bien financian equipos o emprendedores con un claro patrón (hombres blancos, egresados de grandes universidades y muy enfocados en sus emprendimientos).
Por otro lado, el capital de riesgo vive un momento de crítica debido a que la gran mayoría de proyectos que financian son provenientes de ciertos sectores donde las mujeres tienen menor presencia. El 75% del capital de riesgo se destina al software. Entre el 5% y el 10% se destina a biotecnología, y el restante a todo lo demás (transporte, saneamiento, atención médica, educación, etc). En este sentido, otro estudio identificó que las mujeres, a comparación de los hombres, suelen preferir áreas como la moda, cosméticos, comida, etc. Lo que las deja en desventaja debido a las preferencias de los inversionistas.
Sin embargo, y como mencioné antes, esto pueda estar relacionado con el hecho de que en muchos países (como el nuestro) se incentiva a las mujeres a perseguir áreas de estudio o profesionalización distintas a las tecnológicas y científicas. En las encuestas globales del GEM, también se identifica que las mujeres tiene una clara predilección sobre proyectos sociales o de contribución social. El principal motivador de los hombres al emprender es “construir su propia riqueza” o “continuar una tradición familiar”. Mientras que para las mujeres son “hacer una diferencia en el mundo” y “la falta de oportunidades de trabajo”. Aunque por otro lado, y según estudios realizados por Standar & Poor’s, las empresas con mayor presencia de mujeres tienen mejores resultados financieros y son más innovadoras debido a que las mujeres impulsan un ambiente de trabajo socialmente mas diverso.
Otro factor que explica esta brecha son los sesgos de género. Un estudio experimental desarrollado por investigadores del MIT analizó el efecto que tienen el género y el atractivo físico sobre la decisión de financiar un proyecto y la de ganar un concurso de “pitch”. Los investigadores identificaron que los inversores y el jurado del concurso preferían ampliamente los pitches presentados por hombres; incluso cuando en el experimento las mujeres y los hombres presentaron el mismo pitch. Tal como se pude ver en las gráficas de abajo, las mujeres con atractivo físico tuvieron menores probabilidades de ganar el pitch y ser financiadas. Por el contrario, hombres con atractivo físico tuvieron más éxito al ganar el pitch y ser financiados.
El emprendimiento es un factor clave de la generación de riqueza y mejores soluciones para los retos sociales y ambientales a los cuales nos enfrentamos. No solo es correcto brindar oportunidades igualitarias a mujeres y hombres, sino también es necesario para que existan más empresas capaces de crear más oportunidades. ¿Se imaginan los grandes beneficios si al menos un 1% más de mujeres pudieran crear emprendimientos de alto impacto? Algunas soluciones es llevar a cabo “pitches a ciegas” o que el pitch se haga en formato video sin identificar quienes son las personas fundadoras, o en vivo pero utilizando un mecanismo que no haga visible el género de quien presenta.
Por otro lado, urgen roles de emprendedoras. Han surgido iniciativas desde distintos medios de comunicación, pero aún hay mucho por hacer. La industria del cine, por ejemplo, a través de proyectos de educación con películas o “edutainment”, ha empezado a generar conciencia sobre diversos temas como problemas ambientales o la corrupción. Esta herramienta puede ser un importante catalizador para generar conciencia y “role models” femeninas en emprendimiento. El Banco Mundial, Cinépolis o High Resolves en Australia, han empezado a probar al cine como una herramienta de cambio social, pero aún no como herramienta promotora de “role models” femeninos.
Artículo originalmente publicado en Forbes.