El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó la inflación para la primera quincena de marzo la cual se ubicó en 7.3 por ciento anual. Al interior, destacó la persistente alza de la inflación subyacente dentro de la cual los precios del rubro de las mercancías se elevaron de manera significativa. Además, los precios de los energéticos, sobre todo del gas y gasolinas, continuaron perjudicando a los bolsillos de las familias. Finalmente, los precios de los productos agropecuarios si dispararon, sobre todo del trigo.
Los factores detrás del incremento en los precios al consumidor son varios. Primero, por el rezago que todavía se percibe en los cuellos de botella del sector manufacturero, sobre todo en Asía, que está elevando los precios de los insumos necesario para la producción de bienes finales. Un ejemplo muy claro de ellos son los precios de los microchips en la producción de los automóviles. Segundo, por choques de oferta de ciertos commodities a raíz del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Estos países son responsables de una parte importante de la producción global de nickel y trigo, entre muchos otros commodities que producen. Además, los precios del gas y del petróleo también se han incrementado como consecuencia.
Queda claro que una parte importante de la inflación que estamos observando es consecuencia directa de choques de oferta no de demanda. Esto complica mucho las acciones de política monetaria en el país para tratar de mitigar las presiones inflacionarias. En reacción al incremento de las presiones inflacionarias el Banco de México decidió subir en 50 puntos base la tasa de interés en la última reunión de la Junta de Gobierno. Esta decisión fue la acertada considerando que la Reserva Federal ya había subido su tasa en 25 pb, y las expectativas inflacionarias continuaron deteriorándose.
Si bien las medidas tomadas por el Banxico son las adecuadas, creo que la inflación permanecerá elevada por un mayor tiempo de lo estimado. Un reciente rebrote una nueva variante de Covid en China provocó recientemente la parálisis de su economía lo cual podría generar dolores de cabeza para el sector manufacturero. Además, no se percibe un alto a la guerra entre Rusia y Ucrania lo que podría extender los problemas de menor oferta en la producción de ciertos commodities.
El impacto de una inflación elevada se podrá observar en el sector del consumo privado en el país. Mermará la recuperación económica al limitar el ingreso disponible de las familias. El gobierno federal ha respondido con subsidios para las gasolinas, que si bien, redujeron su precio en el corto plazo en comparación con otros países, están generando un hueco fiscal importante. Lo anterior debido a que la misma Secretaría de Hacienda mencionó que la economía mexicana no crecerá al 4 por ciento como se había estimado. Esto provocará un ajuste en la recaudación tributaria a la baja que se tendrá que compensar con un recorte al gasto público.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.