En los últimos años, el impacto que ha tenido la operación de diferentes tipos de compañías sobre el ambiente ha tomado un lugar relevante en la agenda de los gobiernos, la sociedad civil y las organizaciones empresariales en diversas partes del mundo.
Esta preocupación por el ambiente y el desarrollo sustentable de las comunidades ha sido reconocida por la ONU desde la cumbre de París, que se celebró en 2015, en la que se adoptó la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, que refleja la creciente comprensión de los estados miembros por la generación de un modelo de desarrollo sustentable como el mejor camino para reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de las personas en todo mundo - para las generaciones actuales y futuras -.
Como una consecuencia de esta corriente de pensamiento, las organizaciones empresariales no se han quedado atrás y sus directivos se han centrado en promover una agenda que apoye el desarrollo sostenible que cuide al planeta, al que se le ha denominado como enfoque “verde”, que se inserta en la filosofía de la empresa mediante la misión, visión, valores, políticas y estrategias, para lo cual se emplean diversas prácticas administrativas; entre ellas las de gestión del talento .
La gestión “verde” del talento se trata de una alineación sistemática y planificada de las prácticas de gestión de personal, enfocada en cumplir los objetivos organizacionales, entre los cuales se encuentran la protección al ambiente y el cuidado del planeta. En congruencia con lo mencionado, las prácticas de gestión del capital humano con un enfoque “verde” juegan un papel fundamental en la promoción de las prácticas de sustentabilidad ambiental dentro de las empresas.
Una de las formas en las que se puede realizar la gestión del capital humano se apoya en la teoría de la capacidad-motivación-oportunidad, que postula que se desarrolla la capacidad (reclutamiento, selección, capacitación y desarrollo), la motivación (recompensas y compensación) y la oportunidad (gestión, evaluación de desempeño, empoderamiento y participación) de los colaboradores para mejorar los resultados de la empresa, y con ello, el cumplimiento de sus objetivos.
Algunos estudios realizados en Asia y Europa indican que la teoría de capacidad-motivación-oportunidad provee un fundamento sólido para que las prácticas de gestión “verde” del talento apoyen a las empresas, empleando un enfoque “verde” o ecológico para realizar la descripción de puestos, el reclutamiento, la selección, el entrenamiento, el desarrollo, la compensación, la evaluación de desempeño y el empoderamiento de los colaboradores, favoreciendo la formación y consolidación del capital humano en sintonía con prácticas sustentables para el cuidado del planeta.
Por otra parte, mediante la gestión del capital humano también se puede influir para que los colaboradores desarrollen un comportamiento de ciudadanía organizacional que proteja al medio ambiente en el que los empleados propongan y exhiban acciones voluntarias adicionales a su rol que contribuyan a mejorar el desempeño ambiental de las organizaciones más allá de sus deberes laborales formales (por ejemplo: reducción de emisiones, reciclaje de materiales, reducción de consumo de electricidad, entre otros).
De acuerdo con estudios realizados en Europa, se ha encontrado que los empleados que poseen un entrenamiento en el comportamiento de ciudadanía organizacional, para la protección el medio ambiente, tienden a ser más cuidadosos en el consumo de los recursos, ya sean personales u organizacionales, orientándolos a manejar responsablemente los desechos industriales (por ejemplo: bateríaas, aceites, solventes, sólidos, o peligrosos) y domésticos (desechos orgánicos, inorgánicos, reciclables).
Esto se refleja en acciones donde se toman iniciativas para reciclar papel, latas y botellas de plástico, al igual que en la implementación de estrategias para preservar la energía, en conjunto con otros recursos como el agua. De este modo, los empleados adoptan e implementan estrategias activas de gestión ambiental dentro de las empresas, tales como transporte limpio, reducción de emisiones, u oficina sin papeles.
Estos estudios realizados en Asia y Europa indican que los colaboradores que han sido instruidos para manejar un comportamiento ciudadano organizacional para la protección del medio ambiente - y son afines a ella - están motivados a realizar intervenciones ecológicas, ya sea al interior o exterior de las empresas, en congruencia con su compromiso hacia la protección del medio ambiente, para con ello influir a otras personas a adherirse a esta causa.
Como conclusión, se puede resaltar el papel del área de capital humano para el desarrollo activo de un enfoque “verde” en los colaboradores mediante la gestión de la capacidad, motivación y oportunidad, además de influir sobre el personal para que adquiera un enfoque de ciudadanía organizacional centrada a la protección del ambiente. La gestión “verde” del talento implica un cambio positivo en el futuro del trabajo, en el que se cumplen los objetivos organizacionales cuidando al mismo tiempo al medio ambiente, situación que desde la empresa se construye, aportando entrenamiento, desarrollando habilidades e influyendo en el comportamiento de los colaboradores para actuar de forma sustentable.
El autor es Profesor de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Artículo publicado originalmente en El Financiero.