En años recientes se ha acrecentado la intervención del gobierno en los asuntos económicos del país. La agenda de la reversión de las reformas estructurales estaba enfocada en regresarle al estado el control de sectores clave de la economía. Afortunadamente, los poderes legislativo y judicial lo impidieron, ejemplificado con el rechazo de la reforma eléctrica. Sin embargo, las consecuencias de una mayor presencia del estado en la economía comienzan a afectar a la población.
La economía, si bien está creciendo recientemente, lo hace por el impulso de la industria y consumo de los Estados Unidos la cual ha demostrado ser muy resiliente. El mercado laboral en ese país continúa creciendo aún con la desaceleración económica global. Sin embargo, es importante recalcar que la recuperación del PIB en México fue de las más tardadas en la región latinoamericana resultado de los pocos apoyos a las empresas durante la pandemia. Además, México es de los pocos países que ha reducido su ingreso por habitante en el sexenio (medido por el PIB per cápita).
Si analizamos las entrañas de la economía ya vemos impactos desfavorables en sectores que antes funcionaban relativamente bien. La escasez de medicinas por la baja inversión en el sector salud es un ejemplo de ello. La fuerte caída en la calidad de la educación y el incremento en la deserción escolar es otro ejemplo de ello. En el sector hídrico hemos evidenciado la falta de agua en diversas regiones del país, y en el sector eléctrico, ya vemos apagones frecuentes en muchos estados como resultado de falta de inversión en la capacidad instalada.
El futuro no es promisorio. Creo que el gobierno federal se radicalizará aún más y tomará el control de otras industrias y sectores de la economía. El resultado será el de un estancamiento económico y la distorsión del buen funcionamiento de la economía. Es importante entender que las economías más abiertas y con menos intervención del gobierno suelen ser más prósperas, con mayor crecimiento y con menor pobreza. Lo contrario sucede con economías más estatizadas.
El indicador de libertad económica del Heritage Foundation nos muestra los 5 países más económicamente liberales: Singapur, Suiza, Irlanda, Taiwán y Nueva Zelanda. En contraste los más estatizados son: Zimbabwe, Sudán, Venezuela, Cuba y Corea del Norte. Tradicionalmente, los mercados que promueven la competencia y la libertad económica tienen menores precios al consumidor, mayor producción de bienes y servicios, mayor innovación e inversión en tecnología, y más y mejores empleos para la población. Todo lo contrario sucede en economías estatizadas. En México se persigue una economía neo estatizada.
El autor es director general de Soluciones Financieras GAMMA y profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Artículo publicado originalmente en El Financiero.