El recién electo presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, ha mencionado que planea transformar al sector energético de ese país, de una dependencia del petróleo y energías fósiles, a renovables y verdes. Este mensaje es bienvenido por varias razones.
Primero, por el factor más importante a considerar que es la salud del planeta Tierra. El cambio climático se está acelerando cada vez más y es imperativo que los gobiernos comiencen a tomar cartas en el asunto. En muchos países europeos existen métricas muy estrictas para restringir el uso de automóviles de diésel y gasolinas y fomentar el uso de autos eléctricos. Además, en muchas de estas naciones las energías verdes ya representan una fuente muy importante de la generación de energía.
Segundo, porque las energías renovables están bajando de precio de manera rápida y los avances tecnológicos implican que serán muy accesibles en el futuro próximo. Es decir, la inversión en estos momentos en energías renovables será una apuesta para el futuro del país. Los bajos costos en el futuro de estas energías contribuirán con aumentar los ingresos disponibles de las familias y generarán ventajas competitivas en la industria y la economía en general.
Tercero, por la fuerte creación de empleos en estos sectores. Los empleos perdidos en la industria petrolera y de combustibles fósiles serán reemplazados por miles de empleos en los sectores de energías renovables. Por otro lado, se fomentará la inversión tecnológica que solo aumentarán los ingresos de los trabajadores y contribuirá a que los precios bajen de una manera más rápida.
Las empresas petroleras ya están migrando hacia las energías verdes acorde a los planes estratégicos de los principales gobiernos. British Petroleum ya anunció que destinará el 30 por ciento de su inversión en energías verdes. En Arabia Saudita la petrolera nacional también está diversificando su modelo de negocios anticipando este cambio estratégico global. Me queda claro que los países y empresas que comiencen este proceso tendrán una ventaja competitiva sobre los demás. Por el contrario, los países que sigan apostando al petróleo y combustibles fósiles experimentarán costos energéticos más elevados.
Publicado originalmente en El Financiero.