Esta semana el Bank of America y la CEPAL redujeron el estimado de crecimiento del país. El primero de 2.5 a 1.5 por ciento anual y el segundo de 3.2 a 2.8 por ciento anual. Aunado a ello el Banco de México publicó que en el 2021 se registraron salidas históricas de capitales por alrededor de 500 mil millones de pesos. Estas acciones reflejan la falta de certidumbre de los inversionistas en el país y el comienzo de un proceso de lento crecimiento económico en el país.
Si bien la economía sigue creciendo ya comienza a desacelerarse. En noviembre la producción industrial cayó 0.1 por ciento mensual destacando la disminución de la construcción en 0.6 por ciento mensual y el nulo crecimiento del sector manufacturero. Por otro lado, la inversión fija bruta se mantuvo estancada en octubre comparado con septiembre y continúa en niveles muy inferiores pre-pandemia.
Parece que los efectos adversos en las cadenas de suministros manufactureros globales están perjudicando a la industria nacional, sobre todo el sector automotriz. Esta pérdida de ritmo de crecimiento se extenderá hacia, por lo menos, el primer trimestre del 2022. Aunado a ello, el sector servicios, que disminuyó en el tercer trimestre de 2021, está siendo afectado por los elevados niveles de precios en la economía. Además, el ómicron tendrá un impacto adverso en el sector consumo hacia principios de 2022.
Así, la coyuntura económica indica una desaceleración de la economía pero que podría agravarse aún más. La revista The Economist publicó recientemente el impacto adverso que tendrá la reforma energética en el país. Algunos estudios sugieren un incremento de 30 por ciento en el costo de la electricidad y el aumento en el uso del combustóleo para generarla. Recordemos que las energías renovables son más de tres veces más económicas que las derivadas de combustibles fósiles. Esta reforma provocará una reducción en la productividad de la industria nacional y mermará la atracción de inversión privada y extranjera, sobre todo en el sector energético.
Aunado a ello, el anuncio de que Pemex detendrá sus exportaciones de crudo, cuando la petrolera tiene deuda denominada en dólares, tendrá un impacto adverso en sus finanzas públicas lo cual podría resultar en la pérdida del grado de inversión del país. Por último, el estimado de crecimiento oficial de Hacienda es de 4 por ciento anual. El consenso de los analistas apunta a un rango de entre 2.5 y 3.5 por ciento. Una menor tasa de crecimiento recaudará menores ingresos para el país.
Pero el problema más grave es la persistente debilidad de la inversión. Sin un cambio de rumbo que sea más atractivo para los inversionistas comenzaremos a observar una etapa de muy bajo crecimiento económico que se reflejará en una menor creación de empleos lo que elevará la pobreza y por ende la inseguridad en el país.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.