Todos los días intentamos que nuestras ideas sean aceptadas. Desde el presidente promoviendo una nueva política en su mañanera, hasta una empresa intentando que sus colaboradores usen una nueva herramienta o un emprendedor tratando de vender su nueva tecnología. Sin embargo, se deja fuera el hecho de que las personas rechazamos de forma natural las nuevas ideas o las cosas que no nos son familiares. Por ejemplo, cuando empezó la pandemia, muchos rechazamos la idea de mudarnos a plataformas digitales de trabajo argumentando que no funcionaría, que costaría mucho esfuerzo o sería muy estresante.
Trabajando con distintas empresas y emprendedores, me he dado cuenta de lo poco que comprendemos el rechazo que generan las nuevas ideas. Lo primero que solemos hacer para que se acepten nuestras ideas es tratar de convencer de sus beneficios o agregar funcionalidades. Pero nada de esto resuelve el problema del rechazo. Veámoslo de esta forma: agregar más pólvora a una pistola no hará que la bala sea más veloz, porque a mayor potencia en el disparo, mayor fricción de la bala en el aire. Si se quiere reducir la fricción, se necesita entender qué genera la fricción y diseñar una bala más adecuada. Lo mismo aplica cuando queremos que una idea se acepte. En vez de intentar convencer agregando más beneficios (pólvora), lo que debemos hacer es comprender qué tipo rechazo (fricciones) genera nuestra idea en la gente.
En los 60, Everett Rogers analizó el tipo de fricciones que ocasionaban que algunos campesinos estadounidenses no aceptaran el uso de tractores. Recientemente, Loran Nordren y Calestus Juma, de Harvard, investigaron sobre el rechazo a las energías renovables, las vacunas o incluso las nuevas políticas públicas. De estos estudios se desprenden 4 tipos de fricciones muy comunes y algunas estrategias para reducirlas:
Toda idea nueva genera fricción o rechazo. Intentar reducir el rechazo agregando más beneficios es como agregar más pólvora a la pistola sin comprender que es el aire lo que genera fricción. Antes de vender una idea, hemos de comprender las fricciones y diseñar estrategias para disminuirlas.
Artículo publicado originalmente en Expansión.
El autor es investigador y consultor en EGADE Business School y profesor visitante en la Universidad de Cambridge (Reino Unido).