Un informe reciente de la empresa de consultoría estratégica Accenture indica que las organizaciones basadas en datos están creciendo a un promedio de más del 30 por ciento anual, en comparación con otros esquemas de organización. Es un número rutilante que, a su vez, plantea la necesidad estratégica para el resto de las organizaciones no impulsadas por los datos de entender y migrar efectivamente hacía está nueva forma de gestión. No obstante, detrás de este número tan atractivo conviven otros datos no tan promisorios; el 81% de las empresas que participaron de este informe señalan que todavía no tienen una estrategia de datos sólida para utilizar todo el potencial de sus datos, y el 84 por ciento indican que no cuentan con una plataforma de datos adecuada para extraer el potencial que los datos pueden aportar a sus modelos de negocios.
Esto deja en evidencia, más allá de las ampliamente conocidas empresas tecnológicas, que impulsar organizaciones basadas en datos es un proceso de transformación que aún se encuentra en un estadio claramente incipiente en el mundo empresarial. Por tanto, la sensación que se tiene es que queda mucho por aprender y aún más por hacer en el proceso de transformar organizaciones impulsadas por los datos. En tal sentido, es indispensable empezar por precisar que las organizaciones que se definen y ejecutan como impulsadas por los datos son aquellas que utilizan los datos para guiar sus acciones e informar sus decisiones. Esto implica recolectar y analizar datos, y utilizar los “insights” obtenidos de ese análisis para tomar decisiones informadas y estratégicas, más objetivas y basadas en evidencia.
Al leer la definición anterior, varios públicos podrán argumentar que no encuentran novedad alguna en la definición aportada sobre organizaciones basadas en datos, en especial, los involucrados en la praxis de la toma de decisiones en el mundo empresarial.
Ciertamente, muchos de sus procesos de toma de decisiones se han visto apalancados en un análisis previo de datos, sólo que al final la decisión fue tomada buscando reconocer patrones latentes en los datos, no por un algoritmo determinado, sino por la experiencia que subyace en el tomador de decisiones. En consecuencia, las organizaciones basadas en datos no deben ser vistas sólo como recolección y análisis de datos para tomar decisiones informadas. Una empresa basada en datos requiere el desarrollo y la adopción de una estrategia de análisis de datos en toda la empresa, inversión en una plataforma de datos, procesos de gestión y gobierno de datos y una cultura que promueva la alfabetización y el compromiso con los datos.
Es especialmente este último aspecto que se vuelve crucial para estructurar holísticamente a organizaciones en torno al dato. Promover una cultura de datos implica, al menos, desarrollar seis rutinas y practicas organizativas que van a perfilar las diversas actividades a realizar en un entorno de gestión basado en datos.
En tal sentido, tenemos en una primera instancia la centralidad en el cliente, que hace referencia a cómo la organización, mediante la captura de datos cambia sus métricas de análisis, las cuales ya no se basan en SKUs sino a nivel de cliente individual y su aportación a la rentabilidad de la empresa. La segunda, orientación al conocimiento, se refiere a cómo la organización usa los datos como fuente permanente de innovación, bien sea en el desarrollo de nuevos productos, así como encontrar nuevas formas de agregación de valor a las bases de clientes actuales y potenciales.
La tercera, ejecución rápida, hace alusión a cómo la organización construye propuestas de valor de forma iterativa, validando con datos las hipótesis de valor de cada iteración. La cuarta, estructuras organizativas transversales, trata de cómo la organización debe eliminar el esquema de las actividades en silos y migrar hacia un esquema de trabajo basado en equipos multifuncionales, bajo una lógica interfuncional, en donde se comparte y se usan los datos sin restricción.
La quinta, participación en ecosistemas, hace referencia a cómo la organización colabora mediante el intercambio de datos en un ecosistema con diversos socios para cocrear propuestas de valor; por último, la sexta, desarrollo de competencias basadas en datos, trata de cómo la organización toma decisiones y ejecuta acciones basadas en los datos mediante la incorporación de nuevas capacidades operativas, tecnológicas y de gobernanza de datos.
Sí en su organización están considerando transformar su estructura, centrándose en los datos, tomen muy en cuenta las rutinas y prácticas organizativas descritas para afianzar una cultura de datos.
Asimismo, tenga en cuenta que afianzar una nueva cultura requiere que el liderazgo de la organización asuma firmemente la transformación cultural en marcha. Para ello deberá involucrar a toda su organización en su transformación basada en datos desde el principio, no sólo para comprender los nuevos métodos de trabajo basados en datos, sino también para alcanzar la suficiente pericia para que los datos generen valor en el mundo real.
Poner a los datos al servicio de la estrategia de negocio es la clave, y quien no se sintonice con esa transformación va a perder sus posiciones en el mercado.
El autor es es Profesor del Departamento de Mercadotecnia e Inteligencia de Negocios de EGADE Business School del Tecnológico de Monterrey.
Artículo originalmente publicado en El Financiero.