Los sectores de capital privado y de family offices en México aún son muy jóvenes, y solo han existido durante 25 años de forma coherente. Entre los grandes hitos que desencadenaron la inversión privada local en México se encuentra, sin duda, la participación de los fondos de pensiones mexicanos en el ecosistema de capital privado, que ha sido la piedra angular para la multiplicación de las inversiones en nuestro país, especialmente en infraestructura, bienes raíces y adquisiciones.
Antes de 2009, año en que el Gobierno finalmente reguló la participación de fondos de pensiones y compañías de seguros en el sector de capital privado, los principales inversores institucionales que invirtieron a largo plazo en México fueron en su mayoría actores internacionales y el propio gobierno a través de su sistema de bancos de desarrollo, con bancos y grupos como Nacional Financiera, Focir, Bancomext y Banobras.
Los actores más importantes en ese momento fueron inversores institucionales extranjeros, como fondos de pensiones o aseguradoras de EE.UU., Canadá y el Reino Unido. La mayoría de estos inversores participaron a través de administradores de fondos extranjeros ya establecidos. Otro actor importante fueron las organizaciones multilaterales como el BID/Fomin, el Banco Mundial y la CAF, y fundaciones locales e internacionales con misiones claras con respecto al impacto social o la sostenibilidad, como FMCN.org, o Banco Compartamos a través de Promotora Social México.
Pero las grandes ausentes en el sector de capital privado en México y, de hecho, en toda la región latinoamericana, han sido las family offices y las personas con un alto patrimonio neto.
Esto a pesar de que México tiene un sector de negocios familiares muy prominente, con empresas familiares que representan más del 85% de las empresas del país. De hecho, la totalidad de las mayores empresas mexicanas son de propiedad familiar. Las empresas familiares en el país representan 70% del PIB y 90% del empleo en México, según el Centro de Empresas Familiares del Tecnológico de Monterrey.
Reconociendo esta oportunidad para sus miembros, en 2013, la Asociación Mexicana de Capital Privado (Amexcap) seleccionó a 250 empresas familiares relevantes de entre un universo de 1,000, e hizo cientos de llamadas en un esfuerzo por convencerlas de los beneficios de crear sus propias family offices.
Pero en aquel entonces pocas estaban interesadas. Hoy la historia es diferente y hemos visto mejoras importantes. Las dos organizaciones que seguramente están haciendo un mayor esfuerzo para generar una cultura de gestión del patrimonio a través de entidades profesionales de inversión son Amexcap, que ya cuenta con family offices como miembros, y la Asociación Mexicana de Asesores Independientes (AMAI), que proporciona un "gremio" de asesores de inversión a HNWIs y a family offices.
Sin embargo, aún queda mucho por hacer para que México tenga un sector vibrante de family offices. Estos son sus principales retos:
1. Seguridad: Sin lugar a dudas, creemos que el principal escollo radica en los problemas de seguridad en el país, que siguen siendo un gran desafío, especialmente para promover mejores prácticas en el sector.
2. Falta de cultura: Necesitamos comunicar más historias de éxito sobre cómo las familias usan con eficacia las family offices en México. Debemos educar al respecto y conectarnos para que esto suceda.
3. Desarrollar una mayor confianza en los administradores de fondos locales y asesores de confianza: En México hay mucho talento con experiencia internacional que el incipiente sector de family offices puede aprovechar.
4. Entorno fiscal: Existen pocos o ningún incentivo para promover el sector y desarrollar un mejor ecosistema para los emprendedores.
Los desafíos para que México desarrolle un próspero sector de family offices son enormes, pero existe la voluntad y el deseo de hacerlo. No obstante, se están logrando progresos y las oficinas familiares desempeñarán un papel cada vez más importante en los mercados de capitales privados y de riesgo tanto a nivel local como internacional en los próximos años.
*Publicado originalmente en la revista Family Capital.