Todo parece imposible hasta que se hace
En América Latina, la contribución del sector privado es determinante para abordar algunos de los problemas más enraízados como son la pobreza, la desigualdad y un débil estado de derecho.
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El año 2016 se convierte en oportunidad para traer al presente los planes, proyectos y promesas hechas en el pasado. Es lo que ocurrió el 25 de septiembre de 2015, en una cumbre en las Naciones Unidas, donde los países miembros aprobaron la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, compuesta por 17 Objetivos de Desarrollo Sos-tenible (ODS) para acabar con la pobreza extrema, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y asegurar la sostenibilidad medioambiental del planeta.

A diferencia de los Objetivos del Milenio, suscritos hace 15 años, en esta ocasión se suman al liderazgo de las Naciones Unidas los actores no gubernamentales –empresas, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil–, que reconocen la necesidad de colaboración y corresponsabilidad de todos los actores.

Como invitada al subsiguiente Foro del Sector Privado, tuve el privilegio de escuchar a líderes mundiales cuyas organizaciones ya están implementando en sus estrategias los ODS. El entendimiento común es que el sector privado tiene mayor capacidad de ofrecer las soluciones a problemas como el cambio climático, la sobreexplotación de recursos o la crisis alimentaria. En América Latina, por su parte, el sector privado resulta determinante para combatir algunos de nuestros problemas más enraizados, como son la pobreza, la desigualdad y un débil estado de derecho.

Si bien es necesario que todos los actores converjamos hacia los ODS desde la colaboración, el compromiso empieza por la propia responsabilidad de cada empresa hacia su entorno y sus comunidades. Como advirtió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, primero las empresas deben hacer negocios responsablemente y luego buscar nuevas oportunidades.

“El comercio y los negocios son la clave para sacar a la gente de la pobreza, los activistas no pueden lograr nada sin su asociación con las empresas”, reconoció el cantante y activista Paul Hewson (Bono). Y entre otras reflexiones que nos dejó, brilló especialmente el recuerdo de las palabras de su amigo Nelson Mandela: “Todo parece imposible hasta que se hace”.

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En América Latina, la contribución del sector privado es determinante para abordar algunos de los problemas más enraízados como son la pobreza, la desigualdad y un débil estado de derecho.
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El año 2016 se convierte en oportunidad para traer al presente los planes, proyectos y promesas hechas en el pasado. Es lo que ocurrió el 25 de septiembre de 2015, en una cumbre en las Naciones Unidas, donde los países miembros aprobaron la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, compuesta por 17 Objetivos de Desarrollo Sos-tenible (ODS) para acabar con la pobreza extrema, luchar contra la desigualdad y la injusticia, y asegurar la sostenibilidad medioambiental del planeta.

A diferencia de los Objetivos del Milenio, suscritos hace 15 años, en esta ocasión se suman al liderazgo de las Naciones Unidas los actores no gubernamentales –empresas, instituciones educativas y organizaciones de la sociedad civil–, que reconocen la necesidad de colaboración y corresponsabilidad de todos los actores.

Como invitada al subsiguiente Foro del Sector Privado, tuve el privilegio de escuchar a líderes mundiales cuyas organizaciones ya están implementando en sus estrategias los ODS. El entendimiento común es que el sector privado tiene mayor capacidad de ofrecer las soluciones a problemas como el cambio climático, la sobreexplotación de recursos o la crisis alimentaria. En América Latina, por su parte, el sector privado resulta determinante para combatir algunos de nuestros problemas más enraizados, como son la pobreza, la desigualdad y un débil estado de derecho.

Si bien es necesario que todos los actores converjamos hacia los ODS desde la colaboración, el compromiso empieza por la propia responsabilidad de cada empresa hacia su entorno y sus comunidades. Como advirtió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, primero las empresas deben hacer negocios responsablemente y luego buscar nuevas oportunidades.

“El comercio y los negocios son la clave para sacar a la gente de la pobreza, los activistas no pueden lograr nada sin su asociación con las empresas”, reconoció el cantante y activista Paul Hewson (Bono). Y entre otras reflexiones que nos dejó, brilló especialmente el recuerdo de las palabras de su amigo Nelson Mandela: “Todo parece imposible hasta que se hace”.

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