Retos del liderazgo de las mujeres
Más allá de las evidentes ventajas como empresas y gobiernos más innovadores, competitivos y rentables, alcanzar la equidad significa lograr las condiciones que nos permitan aprovechar y desarrollar el 100% del talento en todo su potencial.
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El tema “está de moda”. Y si algo habrá para leer y comentar en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer son las múltiples estadísticas que pretenden demostrar los beneficios de una mayor participación de mujeres en espacios de toma de decisión. No obstante, a pesar de la evidencia favorable, la integración femenina está prácticamente estancada desde hace décadas.

Cuando niña alguna vez me dijeron que no practicara el basquetbol porque era un deporte “poco femenino”. Cuando hice mi elección de carrera alguien me aconsejó estudiar arquitectura en lugar de ingeniería civil (“es para hombres”). A lo largo mi carrera profesional viví situaciones donde había una evidente decepción cuando llegaba “el ingeniero” asignado al proyecto y era yo, una mujer. O fui testigo de quienes dentro de la misma compañía se negaban a tratar con una gerente (mujer) y pedían la presencia de un gerente (hombre). A pesar de ser la segunda mujer en ocupar la presidencia del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, la noticia todavía causa sorpresa por su baja probabilidad de ocurrencia.

Una cuestión de estereotipos

A todos nos gusta pensar que somos respetuosos e inclusivos, y que no ponemos barreras a las personas por temas como su raza, estatus social, o el género. Pero la realidad es que somos rehenes de nuestros propios sesgos y juzgamos con base a estereotipos (reales o ficticios, conscientes o inconscientes). Percibimos y tratamos diferente a quienes juzgamos diferentes o a quienes se rebelan antes los roles que se tienen preasignados en la sociedad. Este no es un problema que afecta exclusivamente a las mujeres pero, dado que las mujeres en México representan más de la mitad de la población nacional, es un problema que limita las oportunidades de la mayoría.

Los estereotipos generan la percepción de que los hombres tienen mayores capacidades, habilidades e incluso disposición que las mujeres, generalización que no refleja la realidad y que sin duda debe combatirse. De igual forma, provocan una falta de role models femeninas en posiciones de liderazgo: mujeres que sean capaces de dar buenos resultados y que pueden inspirar a los tomadores de decisión a incorporar más mujeres y a las nuevas generaciones a ir más allá de los límites de los estereotipos.

Para que una población, gobierno u organización pueda llamarse inclusivo, es necesario que dentro de su estructura y en todos los ámbitos de su desarrollo exista una plena participación de las mujeres, que estas ocupen suficientes posiciones en la toma de decisiones. Esta es la única forma en la que pueden influir en asuntos públicos y en determinar prioridades políticas y de desarrollo que beneficien a la sociedad en general y no solo a una parte de la misma.

Aunque cada vez más organizaciones han comenzado a implementar programas para impulsar una mayor participación de las mujeres, la realidad es que el paso al que evoluciona la diversidad de género es aún desalentador. Por ello es importante que seamos conscientes de brindar las mismas oportunidades a hombres y mujeres es la mejor forma que las empresas u organizaciones tienen para asegurarse de tener a los mejores profesionales de su lado y trabajando juntos.


La responsabilidad de los líderes

¿En quién está la responsabilidad de cerrar la brecha de género y realmente generar un cambio más rápido? Nuestra acción o inacción, lo que decimos y cómo lo decimos, causa impacto a nuestro alrededor, por lo que definitivamente la labor de los líderes es indispensable. Y dado que el 95% de los puestos de liderazgo en México son ocupados por hombres, su rol es categórico e insustituible.

En un artículo publicado por la Universidad de Harvard se indica que los CEO no toman suficientes acciones en busca de la diversidad de género por miedo al cambio o el riesgo al fracaso. Otro obstáculo que se menciona al buscar incrementar la diversidad en los consejos directivos es un excesivo énfasis en seleccionar "la mejor persona para el trabajo" mientras se presume que reclutar mujeres significaría rebajar sus estándares.

Como líderes tenemos la responsabilidad de hacer la diferencia en nuestras organizaciones y asegurarnos de que quienes colaboran se sientan seguros, respetados y con todas las oportunidades para alcanzar el éxito. Aseguremos oportunidades de participación equitativas, rompamos con los moldes o estereotipos, mantengamos el foco en la capacidad y no en la apariencia física, reconozcamos y desincentivemos la aplicación de estereotipos para medir el desempeño o la capacidad de liderazgo. Preguntémonos: ¿actuaríamos, juzgaríamos u opinaríamos igual si nos estuviéramos refiriendo a una persona del sexo opuesto?

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Más allá de las evidentes ventajas como empresas y gobiernos más innovadores, competitivos y rentables, alcanzar la equidad significa lograr las condiciones que nos permitan aprovechar y desarrollar el 100% del talento en todo su potencial.
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El tema “está de moda”. Y si algo habrá para leer y comentar en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer son las múltiples estadísticas que pretenden demostrar los beneficios de una mayor participación de mujeres en espacios de toma de decisión. No obstante, a pesar de la evidencia favorable, la integración femenina está prácticamente estancada desde hace décadas.

Cuando niña alguna vez me dijeron que no practicara el basquetbol porque era un deporte “poco femenino”. Cuando hice mi elección de carrera alguien me aconsejó estudiar arquitectura en lugar de ingeniería civil (“es para hombres”). A lo largo mi carrera profesional viví situaciones donde había una evidente decepción cuando llegaba “el ingeniero” asignado al proyecto y era yo, una mujer. O fui testigo de quienes dentro de la misma compañía se negaban a tratar con una gerente (mujer) y pedían la presencia de un gerente (hombre). A pesar de ser la segunda mujer en ocupar la presidencia del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, la noticia todavía causa sorpresa por su baja probabilidad de ocurrencia.

Una cuestión de estereotipos

A todos nos gusta pensar que somos respetuosos e inclusivos, y que no ponemos barreras a las personas por temas como su raza, estatus social, o el género. Pero la realidad es que somos rehenes de nuestros propios sesgos y juzgamos con base a estereotipos (reales o ficticios, conscientes o inconscientes). Percibimos y tratamos diferente a quienes juzgamos diferentes o a quienes se rebelan antes los roles que se tienen preasignados en la sociedad. Este no es un problema que afecta exclusivamente a las mujeres pero, dado que las mujeres en México representan más de la mitad de la población nacional, es un problema que limita las oportunidades de la mayoría.

Los estereotipos generan la percepción de que los hombres tienen mayores capacidades, habilidades e incluso disposición que las mujeres, generalización que no refleja la realidad y que sin duda debe combatirse. De igual forma, provocan una falta de role models femeninas en posiciones de liderazgo: mujeres que sean capaces de dar buenos resultados y que pueden inspirar a los tomadores de decisión a incorporar más mujeres y a las nuevas generaciones a ir más allá de los límites de los estereotipos.

Para que una población, gobierno u organización pueda llamarse inclusivo, es necesario que dentro de su estructura y en todos los ámbitos de su desarrollo exista una plena participación de las mujeres, que estas ocupen suficientes posiciones en la toma de decisiones. Esta es la única forma en la que pueden influir en asuntos públicos y en determinar prioridades políticas y de desarrollo que beneficien a la sociedad en general y no solo a una parte de la misma.

Aunque cada vez más organizaciones han comenzado a implementar programas para impulsar una mayor participación de las mujeres, la realidad es que el paso al que evoluciona la diversidad de género es aún desalentador. Por ello es importante que seamos conscientes de brindar las mismas oportunidades a hombres y mujeres es la mejor forma que las empresas u organizaciones tienen para asegurarse de tener a los mejores profesionales de su lado y trabajando juntos.


La responsabilidad de los líderes

¿En quién está la responsabilidad de cerrar la brecha de género y realmente generar un cambio más rápido? Nuestra acción o inacción, lo que decimos y cómo lo decimos, causa impacto a nuestro alrededor, por lo que definitivamente la labor de los líderes es indispensable. Y dado que el 95% de los puestos de liderazgo en México son ocupados por hombres, su rol es categórico e insustituible.

En un artículo publicado por la Universidad de Harvard se indica que los CEO no toman suficientes acciones en busca de la diversidad de género por miedo al cambio o el riesgo al fracaso. Otro obstáculo que se menciona al buscar incrementar la diversidad en los consejos directivos es un excesivo énfasis en seleccionar "la mejor persona para el trabajo" mientras se presume que reclutar mujeres significaría rebajar sus estándares.

Como líderes tenemos la responsabilidad de hacer la diferencia en nuestras organizaciones y asegurarnos de que quienes colaboran se sientan seguros, respetados y con todas las oportunidades para alcanzar el éxito. Aseguremos oportunidades de participación equitativas, rompamos con los moldes o estereotipos, mantengamos el foco en la capacidad y no en la apariencia física, reconozcamos y desincentivemos la aplicación de estereotipos para medir el desempeño o la capacidad de liderazgo. Preguntémonos: ¿actuaríamos, juzgaríamos u opinaríamos igual si nos estuviéramos refiriendo a una persona del sexo opuesto?

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