Los límites al crecimiento tecnológico

Los algoritmos, las aplicaciones y los sistemas de tecnologías de información, forman una red de conectividad, control y conocimientos que dominan el que hacer diario de casi todo habitante del planeta

En los últimos 50 años, una nueva especie ha emergido en todo el planeta. Poco a poco se esta insertando en los contextos sociales, financieros e industriales. Se difunde a enormes velocidades como ninguna otra especie en la historia. Es ubicua, transparente, amigable, entretenida, cautivadora, invade sutilmente la privacidad y las relaciones personales y a la larga crea dependencia, adicción y trastorna al individuo, a la sociedad, a la industria y a la gobernabilidad de las instituciones.


Es el tecno-sistema (TS) que se está integrando a los sistemas sociales, económicos y ambientales de nuestra biosfera.


Hoy, los algoritmos, las aplicaciones y los sistemas de tecnologías de información, forman una red de conectividad, control y conocimientos que dominan el quehacer diario de casi todo habitante del planeta.


Los TS reclutan, analizan datos y perfiles, diagnostican, predicen, deciden, administran, gobiernan y aprenden; y así ejecutan acciones, políticas y estrategias para manipular cualquier transacción que transite por vía electrónica. 


El crecimiento es enorme, impacta a todas las industrias. El sistema de comercio electrónico de Amazon, capturará, para fines de 2018, el 44 por ciento del mercado de retailing en los Estados Unidos, y ha movido a Wall Mart a un cuarto lugar (3.7 por ciento), después de eBay (6.6 por ciento) y Apple (3.9 por ciento). Cinco empresas tecnológicas dominan los mercados de capitales del sistema económico mundial.


¿Cuál es el límite de crecimiento de los tecno-sistemas y su impacto sobre el individuo?


Existen ya casos de rompimiento al excesivo crecimiento. Tomemos el caso de Uber, que ha sido rechazado en varias ciudades del mundo, precisamente porque el TS no pudo convivir con sus sistemas sociales. Y aunque los inversionistas del valle del silicio siguen teniendo ganancias billonarias (Uber Technologies Inc, realizó una fusión con Yandex en Rusia, por un pago de tres mil 700 millones de dólares). Estas riquezas están cada vez más concentradas en unos pocos, aumentando la brecha social, al endeudar más al ciudadano que cada vez adquiere innovaciones que cubren necesidades menos importantes, pero más ambiciosas para sus creadores.


La aplicación Airbnb ha sido rechazada en varias ciudades españolas y europeas, debido a que la industria hotelera protesta por falta de regulación, seguridad y por el alza de los costos de la vivienda, la cual no está autorizada para uso comercial. Algo similar ocurre con la industria hotelera mexicana. Estos dos casos no son sostenibles. 
Buscando respuestas llegamos a otras posibilidades. M. Yunus (2017) en su libro A world of three zeros nos presenta alternativas interesantes. Una de ellas es destacar el poder de la ciencia y de la tecnología para liberar a toda la población.


Expresa que la tecnología debe de usarse para crear infraestructura de apoyo a las necesidades básicas de salud, educación, alimentación, transporte y vivienda, así como para potenciar la eficiencia, la efectividad y la transparencia del gobierno, e incorporar los negocios sociales dentro de los proyectos cívicos de las regiones, de tal forma que todos ganen en forma equitativa.


Quizás es lo que le ha faltado a las tecnologías de Uber y de Airbnb, y a cientos más, para tener un impacto regional sustentable.


Hay que impulsar la creación de negocios sociales sustentables. Yunus combina la energía de jóvenes emprendedores en Yunus and Youth (Y&Y), con la experiencia y las capacidades de personas retiradas, para crear una red global que comparta eficientemente recursos escasos para el bienestar social.


Para lograr estas sinergias hay que comenzar desde romper paradigmas culturales, como motivar al emprendedor tecnológico, que ha sido atraído para diseñar productos con grandes utilidades económicas, a que genere soluciones para recuperar la naturaleza, hacer transparente la gobernabilidad o disminuir la brecha social.


Si los TS logran unificar la enorme red de cómputo, comunicación, información y conocimiento, hacia una meta: lograr un crecimiento económico con cero pobreza, cero desempleo, cero emisiones contaminantes, cero daño ambiental, cero desigualdad, entonces se traducirá en bienestar para todos.


¿Será la tecnología la nueva versión de la “mano invisible de A. Smith” que moverá el crecimiento sustentable de este siglo?

 

*Por Carlos Scheel, Profesor de Sustentabilidad e Innovación Tecnológica.


Publicado originalmente en El Financiero.

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