Recientemente OpenAI lanzó al público el primer software gratuito de Inteligencia Artficial (IA) denominado ChatGPT https://openai.com/blog/chatgpt/. Este sistema inteligente que funciona a través de algoritmos resuelve problemas y hace análisis simple en segundos.
El software se alimenta de información de una base de datos específica. Si bien uso es limitado y tiene problemas importantes para hacer razonamientos lógicos es el primer ejemplo de los avances que se avecinan en materia de inteligencia artificial.
De hecho la compañía que creó este sistema ya está finalizando la segunda versión que será mucho más potente y estará al servicio del público en general muy pronto. Otras empresas tecnológicas como Microsoft ya están avanzando en su propia tecnología de IA.
En los siguientes años estas tecnologías podrán leer documentos legales, elaborar recetas médicas, y llevar la contabilidad y finanzas de una empresa. En menos de una década veremos empresas totalmente automatizadas controladas y operadas por IA. Esta revolución tecnológica es innevitable y traerá consigo oportunidades y desafíos para la sociedad y la economía. Esta revolución de IA generá un incremento en la riqueza global ya que reducirá los costos de producción y por ende bajarán los precios de los bienes y servicios. Una interrogante será cómo distribuir esta creciente prosperidad en la economía, que, si se hace de manera adecuada, podría elevar sustancialmente el nivel de prosperidad de las personas.
En un artículo escrito por Sam Altman, CEO de OpenAI, titulado Moore’s Law for Everything (marzo, 2021), se plantean varias opciones para adaptarse a esta nueva normal. Si imaginamos un mundo donde una gran parte de los trabajos los realiza la IA se debería plantear un impuesto adicional al capital (el cual suplantaría al impuesto directo al empleo). Altman sugiere que el capital en el futuro se dividirá en dos: capital fijo (tierras) y capital inteligente (IA). Altman sugiere crear un fondo de inversión para captar los recursos cobrados al capital de las empresas, incluyendo acciones, y distribuirlas en la población.
Para compensar la falta de ingreso de los trabajadores se les asignaría un salario básico universal y una compensación conforme las empresas sean más prósperas (sigan creciendo y siendo más productivas). Esta suposición se sustenta bajo el argumento que la IA producirá bienes y servicios cada vez más baratos elevando las prosperidad de la población.
Así, se avecinan años de importantes avances en materia de tecnología (IA) y productividad que lejos de preocuparnos (por la pérdida de empleos), nos da oportunidades para crear un nuevo modelo económico donde se eleve la prosperidad. Además, nos da la oportunidad de enfocarnos en algo que han hecho las civilizaciones que han llegado a un nivel avanzado de desarrollo, la filosofía y el pensamiento, como en la época dorada de los griegos.
El autor es profesor de Economía y Finanzas de EGADE Business School.
Publicado originalmente en El Financiero.