¿Es la innovación la clave del desarrollo económico?

En EEUU los índices de desigualdad económica- social se han incrementado notablemente, tiene uno de los más bajos desempeños en recuperación ambiental de los países de la OCDE y en estado de derecho.

En esta época de situaciones geopolíticas mundiales inéditas,
cuando la sociedad pide cambios disruptivos, la economía no llega a recuperarse de la crisis del 2008 y la naturaleza está reaccionando al cambio climático, se requiere implementar estrategias muy creativas y
totalmente diferentes a las del siglo pasado, ya que son otras
las condiciones ambientales y sociales y nuevos los jugadores fuera del “establishment” político convencional.

Bajo estos parámetros, la innovación que fue exitosa en el siglo pasado debe de redefinirse. Los países más innovadores (Industrial Development Report de UNIDO, Global Innovation Index (GII), Bloomberg y Cities
of Opportunites del PWC) como Corea, Suecia, Alemania, Suiza, Finlandia, han generado alta productividad, manufactura de
valor agregado, alta tecnología en exportaciones, globalización de sus industrias, atractividad de inversión foránea y talento, mejor calidad de vida y efectivas estrategias de mejoramiento ambiental.

Lo han hecho mediante la administración y gobernanza de instituciones apropiadas, infraestructura clase mundial, capital humano excelente, estado de derecho, mercados internos vigorosos, recursos naturales
recuperados, ambientes de negocio incluyentes, y principalmente
con recursos tecnológicos apropiados. 

Sin embargo, sus estrategias de innovación han sido muy diferentes.
El caso de los EEUU, -que ocupó en 2016 el 9º lugar
en innovación, su productividad ha decaído considerablemente en las últimas décadas (WSJ de las Américas, Dec 2016), sus índices de desigualdad económica- social se han incrementado notablemente, tiene uno de los más bajos desempeños en recuperación ambiental de los países de la OCDE (26º lugar en el GII), así como las pruebas PISA (25º) y en estado de derecho (18º)-, son indicadores que no corresponden
precisamente a lo que llamaríamos un país innovador ideal para impulsar la manufactura en las cadenas globales de valor (GVCs), reducir el daño ambiental, mejorar la educación de sus niños y disminuir la desigualdad con justicia social.

En ese país, muy probablemente el indicador de productividad
no se va a mejorar con obligar a retornar los trabajos de manufactura que están fuera del país, por dos simples razones.

Para trabajos especializados de las GVCs, lo más probable es que éstos se estén sustituyendo por robots y maquinaria automatizada
muy eficiente, actual estándar mundial; si son de mano
de obra, lo más probable es que los sueldos norteamericanos no
sean competitivos a los sueldos de técnicos de otros países
 que
ya tienen mucha experiencia en su inserción efectiva en las GVCs mundiales.

Será difícil para los EEUU atraer las cadenas globales de producción si no se tienen las condiciones adecuadas –laborales,
ambientales y sociales-, para que la innovación tecnológica que existe tenga un efecto positivo en toda la cadena industrial global.

Aunque la innovación tecnológica digital ha revolucionado la interacción entre individuos y negocios, ésta no ha impactado notablemente a los sistemas básicos de movilidad, alimentación, educación y salud, de la
mayor parte de la población de la base de la pirámide, pero si
ha creado grandes brechas socio económicas debido a la concentración
de la riqueza en unos pocos, generando en ciertas regiones desequilibrios sociales importantes, como ocurre en el “Silicon Valley” de los EEUU, en donde la brecha es tal que hace imposible a los empleados
de servicios públicos vivir en la zona de la bahía.

Los países líderes en innovación, se han concentrado en los
problemas fundamentales de la vida, han administrado la innovación
para el desarrollo regional en forma holística, han generado las condiciones, tecnologías y políticas apropiadas, se han concentrado en los problemas graves que aquejan a la sociedad y al medio ambiente y han logrado cambios disruptivos que generan una riqueza equitativa y democrática, capaz de regenerar los recursos naturales dañados por la irrazonable globalización, y que simultáneamente sea económicamente viable y competitiva.

La innovación tecnológica funciona cuando tiene las condiciones sociales y ambientales alineadas al bienestar ciudadano. Sin condiciones a veces crea malestar.

 

*Por Carlos Scheel, Profesor de Sustentabilidad e Innovación Tecnológica.

Publicado originalmente en El Financiero

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