La paradoja de la inversión extranjera en economías emergentes

Por qué más reglas y tratados pueden generar más disputas de inversión.
Estrategia
Finanzas
Ricardo Buitrago
23 Septiembre, 2025

Cuando las empresas multinacionales invierten miles de millones de dólares en economías emergentes, esperan que sus inversiones estén protegidas. Los gobiernos de estos países, preocupados por atraer capital extranjero para impulsar el crecimiento económico, suelen prometer regulaciones estables y un trato justo. Sin embargo, pese a estas garantías, estamos presenciando un aumento de las disputas legales entre inversionistas extranjeros y gobiernos en todo el mundo.

En mi nuevo paper, “Institutional quality and investment disputes in emerging and frontier economies” (International Business Review, 2025), examino 40 economías emergentes y fronterizas a lo largo de 13 años. Los resultados de este estudio integral revelan una paradoja sorprendente: aunque tener instituciones sólidas puede reducir las disputas de inversión, el vínculo entre buena gobernanza e inversión es más complejo de lo que suelen creer los responsables políticos y los inversionistas.

Desde finales de la década de 1980, se han multiplicado los acuerdos internacionales de inversión diseñados para proteger a los inversionistas extranjeros. Estos tratados otorgan amplios derechos a las compañías extranjeras, al tiempo que imponen obligaciones significativas a las naciones anfitrionas. Paradójicamente, a medida que han proliferado estas protecciones, también lo han hecho las disputas.

Tan solo entre 2008 y 2020, las 40 economías estudiadas enfrentaron más de 1,000 disputas entre los inversionistas y el Estado. Los pleitos más comunes incluyen violaciones contractuales, expropiaciones, cambios regulatorios e impuestos injustos; precisamente los problemas que estos tratados buscaban prevenir.

Cuando la buena gobernanza funciona

Si bien el mundo ha experimentado un aumento de las disputas de inversión, la investigación confirma que los países con mejor calidad regulatoria, mayor fortaleza del Estado de derecho, sistemas legales más eficientes y menor riesgo de expropiación experimentan menos disputas. Los efectos son significativos: por ejemplo, una mejora de una unidad en la calidad regulatoria se asocia con una reducción sustancial de desafíos legales por parte de inversionistas extranjeros.

Esto tiene sentido: cuando los países establecen regulaciones consistentes y transparentes, junto con marcos legales confiables, las compañías extranjeras prefieren resolver los conflictos mediante canales internos en lugar de recurrir a un costoso arbitraje internacional. Por un lado, contar con reglas predecibles contribuye a reducir la incertidumbre; por el otro, la eficiencia de los tribunales permite atender reclamos antes de que escalen en disputas mayores.

La paradoja de los derechos de propiedad

Sin embargo, el estudio descubrió un hallazgo contraintuitivo que desafía la sabiduría convencional: una mayor protección de los derechos de propiedad puede estar asociada, al menos inicialmente, con un aumento en las disputas.

Esta paradoja refleja un problema frecuente en los países en desarrollo: la diferencia entre lo que dicen las leyes y cómo se aplican en la práctica. Cuando los gobiernos reconocen derechos de propiedad robustos sobre el papel, pero carecen de mecanismos firmes para hacerlos cumplir, pueden dar pie, sin quererlo, a más demandas legales cuando esos derechos se violan.

En otras palabras: si los derechos de propiedad están mal definidos, a los inversionistas les resulta difícil probar violaciones. Pero cuando los derechos están bien definidos, aunque mal aplicados, los inversionistas cuentan con normas claras a las que remitirse como motivos legítimos para reclamar cuando esas normas no se cumplen.

El arma de doble filo de los tratados de inversión

Quizá lo más revelador del estudio es el hallazgo sobre los acuerdos internacionales de inversión: los países que firman más de estos tratados experimentan significativamente más disputas—aproximadamente un 5% más por cada acuerdo adicional.

Este hallazgo revela la tensión fundamental de la política de inversión actual. Estos acuerdos cumplen un doble propósito: por un lado, muestran un compromiso creíble con la protección de la inversión extranjera, ayudando a atraer capital; pero al mismo tiempo, brindan vías legales a los inversionistas para impugnar acciones gubernamentales. En resumen, más tratados significan también más posibilidades de litigio por parte de los inversionistas inconformes.

Claves para reducir disputas y atraer capital

Estas conclusiones ofrecen lecciones clave tanto para gobiernos como para inversionistas. Para las economías emergentes que buscan inversión extranjera, las instituciones sólidas siguen siendo cruciales para crear climas de inversión estables, pero el desarrollo institucional debe ser integral. Las reglas formales deben acompañarse de capacidades efectivas de aplicación.

Esta investigación sugiere que la calidad regulatoria y el Estado de derecho ofrecen la mayor protección contra disputas. Los países podrían reducir en mayor medida los desafíos legales enfocándose primero en estos fundamentos institucionales, asegurando que las reformas de derechos de propiedad incluyan mecanismos de implementación sólidos.

Para las multinacionales, los hallazgos subrayan la importancia de una debida diligencia exhaustiva que vaya más allá de los rankings institucionales formales. Las empresas deben evaluar no solo qué leyes existen en papel, sino qué tan consistentemente se aplican en la práctica. Factores como la eficiencia de los tribunales y la protección frente a expropiaciones siguen siendo determinantes en la evaluación de riesgos.

Una perspectiva más amplia

Esta investigación demuestra que el desarrollo institucional en economías emergentes no consiste únicamente en construir estructuras formales más fuertes, sino en crear sistemas que funcionen de manera efectiva en la práctica. La relación entre buena gobernanza y disputas de inversión es más compleja que la simple fórmula de “más instituciones = menos problemas”.

A medida que estas economías compiten por capital extranjero en un entorno global cada vez más complejo, entender estas dinámicas resulta crucial. El objetivo no es solo atraer inversión, sino establecer marcos sostenibles que beneficien tanto a los inversionistas extranjeros como al desarrollo interno.

El camino a seguir implica reconocer que el desarrollo institucional puede generar nuevos desafíos incluso cuando se resuelven problemas antiguos. El verdadero éxito radica en construir sistemas integrales que alineen las protecciones formales con la implementación práctica, creando entornos de inversión realmente estables y predecibles.

En nuestra economía global interconectada, estas lecciones van más allá de los mercados emergentes. Nos recuerdan que la calidad de las instituciones importa no solo por su solidez formal, sino por la eficacia con que funcionan en la práctica: una lección relevante para cualquier país que busque equilibrar la atracción de inversión extranjera con su autonomía regulatoria.
 

Autor

Ricardo Buitrago
Estrategia y Liderazgo

Director de doctorados